Esta es la primera novela de Carlos Fuentes. Escrita en los años 60, es una genuina representante del boom latinoamericano. En realidad, más que novela es un cuento largo, porque no lleva más de hora y media leerla. El argumento del cuento es el siguiente. Un historiador responde al anuncio de una anciana solicitando los servicios de un experto que organice las memorias de su marido, un general del ejército de Maximiliano, y pone como condición que viva en su casa durante el tiempo que dure el trabajo. En la casa, además de la vieja, vive una sobrina, Aura, de una belleza inusitada.
Aunque el planteamiento del cuento apunta claramente en una dirección, nada resulta ser lo que parece. La casa es claustrofóbica hasta en sus mínimos detalles y el tufo a misterio se huele desde las primeras páginas. Ya he dicho que el relato es un digno representante del boom. El estilo es muy poderoso, es una de las cosas que más te atrapa en este relato. Es indirecto, tangencial, ambiguo, como el del Cortázar de la primera época. Reflexionando, ni siquiera tenemos certeza de que se narren hechos vividos o fantasías del protagonista.
Claro, nosotros hemos mamado el boom desde pequeños y éste ha influido tanto en novelas, películas, cómics, etc., que barruntamos el final de la historia desde mediado el cuento. Pero eso no le quita mérito al relato. Yo me lo he leído dos veces seguidas sólo por el placer de oírlo de nuevo. No hay mucha gente que escriba así hoy día.
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