jueves, 29 de mayo de 2014

Dioses, tumbas y sabios, de C. W. Ceram

Aunque ahora está de moda la «fusión» de géneros, como ocurre con las novelas poéticas o las novelas ensayo, la idea no es nueva. Este libro de 1949 ya explica en su título (Götter, Gräber und Gelehrte. Roman der Archäologie) que se trata de uno de tales géneros híbridos: «novela de arqueología». En su prólogo el autor defiende que la ciencia tiene potencial de sobra para escribir libros en los que se mezclen la intriga y la emoción de la novela de aventuras o el relato detectivesco con el rigor del ensayo científico. Se trata de limar todas las arideces, tecnicismos y erudiciones y destacar el aspecto humano, la búsqueda y el hallazgo, los éxitos y los fracasos. Y no se postula como creador de este nuevo género, sino que apela a una incipiente tradición citando un famoso precursor: Cazadores de microbios, de Paul de Kruif, y otro libro publicado casi simultáneamente con éste, también sobre arqueología: Lost Worlds, de Anne Terry White.

martes, 13 de mayo de 2014

El hombre que quiso matarme, de Shuichi Yoshida

Hace unos años descubrí la literatura japonesa y me leí algunos libros que ya reseñé en este post (de Murakami, por ejemplo, que aunque me gustaron hay que confesar que son raros). Hubo un libro en especial, La devoción del sospechoso X, de Keigo, una novela policíaca que me gustó mucho (he comprado y regalado varios ejemplares a algunos amigos), así que pasado un tiempo elegí otra novela policíaca japonesa. Como siempre copio la contraportada no iba a hacer una excepeción… Pero ojo que tiene spoliers pues te dice quién es el asesino. Y no sólo, te lo repiten otra vez en la primera página (saber quién es el asesino es tan irrelevante en la historia, que habiendo leído la contraportada y la primera página me olvidé del nombre del sospechoso hasta que este confesó su crimen en cierto momento posterior). En eso se parece al libro de Higashino: desde el inicio sabes quien es el asesino.