lunes, 6 de diciembre de 2010

El juego del apocalipsis. Un viaje a Patmos, de Jorge Volpi

Si para tomar la medida de un escritor es preciso leer su mejor y su peor trabajos, esta novela da la cota inferior de Volpi. Y si no, se acerca mucho. ¡Menudo coñazo! Más que novela es un cuento largo, y parte del problema es ese: en un cuento tienes que renunciar a muchos de los recursos novelísticos, no tienes tiempo de profundizar en los personajes, ni de transmitir una atmósfera... Tienes que ir al grano del relato. De un cuento se espera que te deje una sensación intensa de algún tipo. ¡Pero no de aburrimiento! La historia es floja y previsible, y el relato se hace tan coñazo como el viaje que describe. Para colmo, el tema: la relación de pareja con una tía complicada, está en mi "hit parade" de argumentos a evitar. En fin, lo pongo aquí, desde luego no para recomendarlo, sino para evitar que alguien más caiga en la tentación de decir: «¡Coño!, mira que título tan curiso. A ver de qué va...».

Sé lo que estás pensando, de John Verdon

Un tipo, un alcohólico de vida disoluta que vio la luz tras la muerte de su esposa y decidió dejar la bebida y dedicarse a ayudar a ricos con problemas (un negocio que le resulta de lo más lucrativo), acude a pedir ayuda a un antiguo compañero de instituto: un detective famoso por haber cazado a varios asesinos en serie, ahora ya retirado. Le enseña unos inquietantes mensajes que ha recibido. En el primero de ellos el remitente le pide que piense un número del 1 al 1000 y que luego abra el sobre cerrado adjunto. En él aparece el número que ha pensando: el 658. Revelándose como un profundo conocedor de su pasado y su persona, hasta el punto de conocer sus más profundos pensamientos, el tono de las notas se va haciendo más y más amenazador.

Así empieza este "best seller", primera novela de un autor canadiense, que está haciendo furor en las librerías y centros comerciales. Yo no soy aficionado a la novela negra, menos aún a las de asesinos en serie. Me resultan muy cansinos. No me creo que sean tan listísimos como los pintan, y en general sus historias se reducen a eso: a probar una y otra vez cómo se adelantan siempre a sus perseguidores. Y al final los casos se suelen resolver de la forma más tonta. Esta no se aparta mucho de este esquema, pese a lo cual he de reconocer que su lectura engancha, por un lado porque es lectura fácil y te pica la curiosidad de ver los enigmas resueltos, por otro porque hay que reconocer que algunos personajes de esta novela están aceptablemente trabajados y resultan creíbles. Eso sí, a mi la novela me ha decepcionado en al menos dos cosas: primera, que el detective se nos describe como un tipo muy listísimo que, sin embargo, tarda 40 capítulos en resolver el enigma inicial cuya solución (obvia por otra parte) me pareció clara desde su planteamiento en el capítulo 2 ó 3, y segunda, que la identidad del asesino se ve venir desde bastante temprano, pese a que, inexplicablemente, a nadie se le ocurre. Y esto no es, como suele suceder, porque uno piensa siempre que en estas novelas el asesino es quien menos te esperas. Nada más lejos. Es que, a mi modo de ver, hay cosas del "manual del buen detective", bastante obvias por otro lado, que el "superdetective" que protagoniza el relato se salta a la torera y no parece reparar en ellas. Después de ver capítulos del CSI a cascoporro, uno ve los errores policiales a la legua.

Así que una novela negra que basa su argumento en un enigma "impactante" de fácil resolución y que prolonga el relato más allá de lo que debería por negligencia policial, no me parece la mejor contribución al género. Aun así, como he dicho antes, la novela es entretenida y pasas un buen rato leyéndola. Al fin y al cabo, no es muy distinta de muchas series de crímenes a las que estamos enganchados. Y de eso se trataba cuando me la agencié...

sábado, 20 de noviembre de 2010

Riña de Gatos - Madrid 1936, de Eduardo Mendoza

¡Buenísima! En mi opinión, lo mejor que ha escrito Mendoza desde La verdad sobre el caso Savolta (a excepción, quizá, de La ciudad de los prodigios). En el invierno de 1936 un inglés experto en la pintura del Siglo de Oro español, y sobre todo en Velázquez, viaja desde Londres a Madrid para peritar unos cuadros que un noble español quiere vender para sacar a su familia de España. Tan trivial argumento conduce a un complicado enredo en el que queda retratado todo el Madrid de ese tan señalado año. Por la novela circulan desde Azaña a Franco, desde Alcalá-Zamora hasta José Antonio Primo de Rivera. Algunos aparecen brevemente, otros tienen más protagonismo, pero todos dibujan personajes interesantes. Y es que ese es el primer pilar de toda gran novela: sus personajes, que deben ser, no ya creíbles, sino profundos, complejos, capaces de desatar en el lector simpatía o rechazo. El segundo pilar son algunas escenas memorables, esas que, tiempo después de haber leído la novela y cuando uno ya sólo puede referir sucintamente la trama, aún se recuerdan con claridad meridiana. Pensad en cualquier novela que os haya gustado y recordaréis muy vivamente una o dos escenas, a pesar de que ya no podáis contar su argumento. Bueno, pues esta novela asegura estas dos bazas, y lo hace con mucha solvencia. No en vano Mendoza es hoy día uno de los mejores escritores en castellano, pese a ser catalán (de hecho, uno de los detalles simpáticos del libro es la soltura con la que quien podría arrogarse el título de cronista de Barcelona habla de Madrid). Y qué voy a decir de cómo está escrita... Para muestra un botón. Os dejo (y con ello termino) el párrafo con el que comienza el capítulo 28 (tranquilos, no desvela absolutamente nada de la trama):
      Al otro extremo del arco inconmensurable que la separa del pueblo llano — y aún más de la subespecie del proletariado urbano, su enemigo natural —, preside el comportamiento de la rancia aristocracia una filosofía adaptativa no más profunda ni mejor trenzada, pero tan eficaz como la tosca deontología que rige el de su contraparte. Tan marcada como ésta por las circunstancias de su nacimiento, pesa sobre la nobleza una servidumbre ineludible que le impide reflexionar sobre su conducta, sobre sí misma y sobre el mundo, si las tres cosas no son una sola. Pero si pudiera reflexionar, tampoco podría cambiar ni las ideas recibidas ni su forma de vida. Con abnegación ha de sacrificar sus mejores cualidades en el altar: la irracionalidad, el inmovilismo y la incuria, que la han puesto y la mantienen donde está, y cultivar con férrea disciplina unos defectos que afianzan su posición en la medida en que es su posición lo que le permite cultivarlos. Indómita sin dueño y caprichosa sin elección, la irresponsabilidad que preside sus actos la hace vivir sumida en la indecisión: sus iniciativas no conducen a nada, sus pensamientos desembocan sin remedio en la frivolidad y sus pasiones, exoneradas de consecuencias, se reducen a vicios.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Los dientes del dragón, de Juan Eslava Galán

El planteamiento que hace esta novela es curioso: es un híbrido a caballo entre la novela histórica y la fantástica, donde el elemento imaginario entra a través de diversos mitos de oriente y occidente. La idea no es mala. De hecho, con un planteamiento muy parecido, Robert Graves creó un obra maestra: El vellocino de oro. En ella Graves recrea el mito de Jasón y los Argonautas en clave de novela histórica, con un resultado brillante.

Los dientes del dragón arranca durante el sitio de San Juan de Acre en la segunda cruzada, donde Ricardo Corazón de León encarga a un grupo de personajes que busquen una reliquia mágica: la mesa de Salomón, para vencer a los sarracenos. La novela es la historia del peregrinar de este grupo en busca de las doce piedras dracontías que han de encastrarse en un peto de oro que protege del poder de la mesa. Esa es la excusa, y con ella asistimos uno tras otro a la descripción de los susodichos mitos. El problema es que la novela no da más de sí. Los personajes son muy pobres, meras caricaturas; la trama excesivamente simple y predecible; el final, como era de esperar, muy tonto. En la historia aparecen elfos, enanos y orcos un poco sin venir a cuento, como si fuesen parte del paisaje obligado de un relato fantástico. La novela discurre al trantrán. Lo mejor son algunas escenas cómicas que nos encontramos en la historia. No me refiero al humor soez y socarrón que salpica constantemente el relato (ya sabéis, el tipo de humor basado en "caca, pedo, culo, pis"), sino a escenas que están tratadas con la trascendencia del relato épico, pero que acaban teniendo un desenlace ridículo y absurdo.

En definitiva, la podéis obviar. Quitando En busca del unicornio, una novela que me encantó en su día, este autor se crece en el ensayo histórico, pero sus novelas dejan mucho que desear. Y esta es, con diferencia, de las peores que he leído.

No será la Tierra, de Jorge Volpi

Mi primer encuentro con Jorge Volpi fue parecido al que narra Jose en la entrada Mentiras contagiosas, de Jorge Volpi .

Un amigo físico de Granada me llamo y me dijo "¿Qué estás leyendo?" y enseguida me contó que el estaba enfrascado en la novela En busca de Klingsor de un tal Jorge Volpi y que iba de la historia de la mecánica cuántica. Así que lo compré y lo lei. Me encantó, por lo que cuando apareció El fin de la locura, su segunda novela donde ahora retrata la historia de la izquierda en América Latina, sin pensarlo la compré y la lei también. Luego me olvidé de Volpi (a saber por qué) y justo leyendo la entrada del blog me enteré que había una tercera novela (basta mirar la wikipedia para descubrir que tiene muchas más). Fue así como di con No será la Tierra.

En su contraportada se define muy bien la trama:

"En el vértigo de la historia, tres mujeres entrecruzan sus destinos. La bióloga soviética Irina Gránina contempla el derrumbe del comunismo y, con él, la rebeldía de su hija Oksana, primera víctima del triunfo del capitalismo. En el otro extremo del mundo, Jennifer Moore, funcionaria del Fondo Monetario Internacional, lucha con su ambicioso marido y con su hermana Allison, su exacto reverso, activista contra la globalización. Por último, Éva Halász, genio de la informática, se empeña en descubrir los secretos de la inteligencia, siempre torturada por sus cambios de ánimo y sus múltiples y cada vez más celosos amantes.

No será la Tierra narra las grandes transformaciones de nuestro tiempo: la caída del Muro de Berlín, el golpe de Estado contra Gorbachov y el ascenso de Yeltsin, la guerra bacteriológica y el Proyecto Genoma Humano. Relato científico, fábula detectivesca, suma de géneros, esta novela de Jorge Volpi es una fascinante exploración de la avaricia que mueve al ser humano a la vez que un despiadado examen de la pasión y el egoísmo que dominan a nuestra especie."


La historia "la escribe" Yuri Mijailovich Chernishevski, el último amante de Eva, desde una cárcel estadounidense por... el asesinato de Eva (tranquilos que nos os estoy destripando nada, eso lo explica el narrador al principio de la novela). El preludio de la novela comienza contando, con pelos y señales, el accidente de Chernóbil (como dato curioso me han contado que hace poco se dieron cuenta que no quedaba en la ciudad ni un solo coche, todos habían sido robados y seguramente vendidos...). A continuación introduce a nuestras tres mujeres. Irina está delante del cadáver de su hija Oksana, Jennifer se pregunta como contarle a su sobrino que su madre ha muerto y finalmente, Yuri nos cuenta como ha muerto Eva y a él le han condenado por su asesinato.

A partir de aquí la novela va recorriendo la historia de estos tres personajes y sus familias a lo largo del siglo 20, comenzando en 1929 y culminando en el 2000. A lo largo del libro la vida de los personajes se entremezclan y con sus peripecias el autor nos cuenta parte de la historia del siglo XX. En particular, la historia de la Unión Soviética, y su derrumbe, está retratada a través de la vida de Irina y su marido, primero investigador en proyectos de armas bacteriológicas, luego disidente y finalmente magnate y asesor de Yeltsin. A ese respecto tengo que decir que el autor se documentó muy bien al menos hasta lo sucedido en 1992 (incluyendo el golpe de estado a Gorbachov y la subida al poder de Yelsin), lo que me consta pues justo esos años los pasé estudiando en Moscú. Explica muy bien también como aparecieron los grandes magnates rusos y como se llevó a cabo la privatización en Rusia, la corrupción, etc. También cuenta como funciona el FMI a través de las aventuras de Jennifer, las utopías antiglobalización, ONGs. La vida de Eva nos lleva a descubrir el Proyecto Genoma Humano. Lo mejor para mí es como consigue mezclar todas estas subhistorias en una única historia que narra el desdichado Yuri Mijailovich.

La novela se lee de un tirón (y son 516 páginas) y a mi personalmente me encantó (aunque quizá mi propia experiencia personal en la URSS y Rusia no me haga el mejor de los críticos). Volpi usa un lenguaje irónico que a mi me resulta divertido. En fin una novela que os recomiendo a todos.

jueves, 28 de octubre de 2010

Maldito karma, de David Safie

Confieso que me da un poco de vergüenza hacer esta entrada. Sí, me lo he leído. Sí, ya sé lo que pone la contraportada: una presentadora de televisión famosa que se muere y se reencarna en hormiga, básicamente porque ha sido una hija de puta con todo el mundo y ha pasado ampliamente de su marido y su hija. "Divertidísimo", añade (o algo parecido). Debí desconfiar del "divertidísimo". Ya me leí otro libro "divertidísimo", Wilt, y no me hizo ni puta gracia. Es más, me pareció un soberbio coñazo. Y eso que el autor es inglés, nacionalidad del humor idem, de los Monty Python (eh... bueno, también de Benny Hill; aunque a mí me hacía gracia). Si he de confesar, el único libro con el que recuerdo haberme descojonado de verdad es con The God delusion, de Dawkins. Tengo que admitir que, para humor inglés con mala hostia, como Dawkins no hay otro. Pero es que además, el autor del libro del que estoy escribiendo es alemán. Y todos sabemos cómo es el sentido del humor alemán (¿conoce alguien una comedia alemana?). Lo más hilarante que han producido es la Crítica de la razón pura.
En fin, que a todas luces elegí mal. Pero es que estoy en un momento que me pareció que lo único que podía leer era alguna chorrada de este calibre. El libro está escrito como una comedia de Hollywood de sábado por la tarde (que es la versión americana de Cine de Barrio), y no me extrañaría que dentro de unos años la veamos algún sábado por la tarde en la tele. Apostaría a que ya ha comprado los derechos algún productor. Porque, lo creáis o no, este libro se vende como rosquillas en todos los idiomas...

lunes, 18 de octubre de 2010

Genesis machines - The new science of biocomputing, de Martyn Amos

Seguramente todos habréis oído hablar del ordenador cuántico. Es inevitable. Cada pequeño avance producido en ese campo desde que David Deutsch parió la idea, por nimio que fuera, ha sido anunciado a bombo y platillo. Y estamos a thousand fucking miles (como diría mi amigo Marcellus Wallace) de ver nada parecido a una computación cuántica digna de ese nombre. De lo que no estoy tan seguro es de que hayáis oído hablar de computación basada en ADN. Y os aseguro que antes veremos wetware que q-ware. Porque el campo ha experimentado un avance espectacular en muy pocos años y, a diferencia de la computación cuántica, los avances y la diversificación se están produciendo a un ritmo vertiginoso. La primera vez que oí hablar de este asunto (ya no recuerdo por qué) se trataba de un experimento de Adleman (la A de la criptografía de clave pública RSA) en el que conseguía encontrar el camino hamiltoniano de un grafo (un problema de clase NP) utilizando para ello cadenas de ADN, ATP, enzimas y electroforesis en gel. Apareció un artículo divulgativo en el número de octubre de 1998 de la revista Investigación y Ciencia.  El artículo me dejó con la boca abierta. Algo después leí en Nature que el grupo de Shapiro en el Insituto Weizmann de Israel había construido una máquina de Turing con ADN que era capaz de determinar la paridad del número de bases de un cierto tipo (no recuerdo si A, C, G o T) de una cadena formada por dos de esas bases. Por aquél entonces oí hablar de un libro de Springer sobre computación con ADN de Martyn Amos (al que hasta hace poco no he podido echarle el guante), y ese nombre reapareció un día navegando por Amazon asociado al libro que presento (que, por cierto, no compré en Amazon, sino en Iberlibro, por algo así como 4 euros).

Ya ha pasado el verano, así que leo con más parsimonia, y llevo con este libro algo más de un mes. Me atasqué al acabar el penúltimo capítulo (no por el libro, sino por otros menesteres) y por entonces andaba con la idea de ir elaborando esta entrada del blog, con un enfoque muy distinto al que ahora quiero darle. Mi impresión del libro entonces no era muy buena. El libro me había decepcionado en bastantes aspectos. Por ejemplo, tiene 7 capítulos y un epílogo, y hasta el capítulo 4 no menciona el experimento de Adleman, pionero de este negocio. Se pasa los tres primeros capítulos contando la historia de la computación desde von Neumann hasta nuestros día, entreverada, para mi desesperación, con anécdotas de la historia y el carácter de sus protagonistas. Cuando arranca el capítulo 4 empezando a hablar de Adleman y su experimento, de pronto interrumpe la narración para hacer una larga digresión acerca del descubrimiento de la PCR (polymerase chain reaction), crucial, qué duda cabe, en este negocio, pero inapropiada en ese momento porque corta el ritmo del relato. La digresión es, una vez más, prolija en cotilleos, chascarrillos y demás anécdotas insufribles que te hacen morderte las uñas, desesperado por que entre de nuevo en materia. El capítulo 5 trata del experimento de Shapiro y de otros que  lo siguieron, pero de nuevo viene todo envasado en experiencias autobiográficas, sus impresiones personales mientras hacía su tesis, y demás gilipolleces de las que estaba empezando a hartarme. Total, que durante 200 páginas no leí nada nuevo, y el capítulo 6, que sí tenía material nuevo, estaba bien, pero no justificaba el esfuerzo. Ahí fue donde tuve que interrumpir la lectura. Y sigo pensando que yo habría escrito este libro de una forma muy distinta. Dejando de lado lo que aprendí en este capítulo 6 (al que, por cierto, le faltan figuras por un tubo que aclaren las espesas descripciones de los mecanismos moleculares) sobre computación con ADN, lo que más interesante me pareció hasta el momento fue una reflexión que el autor hace en el capítulo introductorio tratando de convencernos de que la computación trasciende el silicio; que la biología es computación, y que tenemos que abrir nuestra mente y mirar con otros ojos lo que antes veíamos como vida, para empezar a verlo como algoritmia. Es una reflexión bien defendida y apoyada con ejemplos.

Y entonces, hace un par de días, retomé la lectura en el capítulo 7. Lo he devorado literalmente. Lo que cuenta ese capítulo es fascinante. Es ahí donde se elabora esa idea de la biología como computación. He aprendido que la biología de sistemas se puede ver como el diseño de circuitos biológicos. He descubierto que hay una base de datos de acceso libre donde están publicados todos los circuitos biológicos elementales que se van construyendo, para formar una especie de catálogo para ingenieros que quieran construir wetware. He sabido que se han diseñado circuitos luminosos intermitentes con bacterias, que se puede hacer que éstas se dispongan formando dibujos (el anagrama de Nature o un corazón, por ejemplo) o que se las puede tunear para que se suiciden cuando su población alcance un cierto nivel. Me he enterado de que se han aplicado algoritmos evolutivos (¡cómo no!) para hacer que los circuitos biológicos diseñados in vitro funcionen perfectamente también in vivo. Y por último, lo que me ha parecido más alucinante de todo. ¿Os acordáis de aquéllos bichejos unicelulares de la Biología de primero de BUP llamados paramecios? Son representantes canónicos de una gran familia denominada "ciliados" (¿adivináis por qué?). Estos individuos tienen dos (repito, dos) núcleos, uno grande, el normal, y uno pequeño, que es... ¡la versión .zip del grande! Cuando se duplican, los ciliados dividen ese pequeño núcleo, que entonces se descomprime y reconstruye el núcleo normal (el que codifica las proteínas). Pero ahí no queda todo: las condiciones ambientales influyen en la descompresión, de manera que este pequeño núcleo se reensambla de mil formas distintas para adaptarse al entorno en que se encuentra el bicho. Y nosotros que los mirábamos en el instituto con la arrogancia y el desprecio de eucariotas evolucionados... Cómo ha surgido semejante mecanismo es hoy por hoy un enigma evolutivo.

Sólo el capítulo 7 justifica el libro entero, y todas mis apreciaciones del principio quedan en ridiculeces comparadas con la nueva visión de la biología y de la computación que uno adquiere al leerlo. No diré que es dinero bien gastado, porque me costó como 4 cafés, pero lo habría sido incluso si hubiese costado diez veces más. Ni que decir tiene que después de leer esto uno se queda con ganas de más. Y hasta con ganas de dejarlo todo y ponerse a hacer computación con bacterias...

domingo, 19 de septiembre de 2010

Flashforward, de Robert J. Sawyer

El pasado otoño Cuatro emitió una serie llamada Flashforward. Estaba basada en una novela del mismo título de Robert J. Sawyer, al parecer famoso escritor canadiense de ciencia ficción (aunque yo no lo conocía). La idea de la serie es que en un momento dado la humanidad entera pierde el conocimiento de forma colectiva y ven alrededor de dos minutos del futuro. La idea es muy interesante porque pone simultáneamente a mucha gente en la situación de cómo manejar la información que han recibido, cómo eso puede influir en el propio futuro que se ha visto, si el futuro está escrito o no... En fin, se presta a especulación. La idea, como digo, es buena; la serie una mierda. Este, por cierto, es el único punto en común entre la serie y la novela. En la serie interviene el FBI desde el principio y todo se desarrolla alrededor de una trama conspirativa de unos malos malísimos y listísimos. Era tan mala, la historia iba disparatando tanto al estilo Lost y los personajes era tan cutres que en un momento dado cortaron la emisión, los productores dieron un toque a los guionistas y se tomaron varios meses para continuarla donde la habían dejado, supuestamente con unos guiones más currados. Creo que al final se ha impuesto el buen juicio y no habrá segunda temporada (espero que esto acabe definitivamente con el fenómeno Lost que esta serie pretendió extender).

Como he dicho, el planteamiento de la novela es el mismo, pero las diferencias empiezan desde el principio: en ella la causa del desvanecimiento es el LHC de CERN, el salto temporal es de unos 20 años (en la serie de sólo unos meses, algo en lo que, desde mi punto de vista, acertaron) y las historias de los personajes son distintas. Bueno, tiene otro punto en común con la serie: también es una mierda. Matizo: algunas de las historias que apunta en la novela son buenas ideas, situaciones que crea la visión del futuro y que a uno le gustaría que se exploraran a conciencia. Pero el tratamiento no puede ser más superficial. Los personajes no son buenos ni como caricaturas. No tienen profundidad psicológica ninguna, reaccionan de formas absurdas, tienen conflictos estúpidos... El desarrollo de la trama es igualmente pobre. Como he dicho antes los conflictos personales que crea la visión del futuro están muy poco trabajados (no pasan de anécdotas; muchos no son más que titulares de periódico). La investigación sobre el fenómeno en sí no tiene interés. Las relaciones personales entre los personajes te hacen bostezar. Para colmo, uno de los personajes principales no ve nada durante el desvanecimiento, lo que indica (mucho antes de que las mentes portentosas del CERN se percaten de ello) que estará muerto para entonces. El autor aprovecha este hecho para meter con calzador una pseudotrama policiaca digna de Corín Tellado. Casi deseas que lo maten de una vez y que dejemos todos (él y nosotros, los lectores) de sufrir por esa imbecilidad. ¡Ah! Y todo aderezado con la admiración babosa hacia el particulerismo (ya sabéis, toda esa mierda de "encontrar el bosón de Higgs es el descubrimiento más importante del siglo XXI" y cosas por el estilo) propia de un lector asiduo del Muy interesante.

El enfoque de la novela es ya el colmo: tiene tres partes, las dos primeras trancurren a lo largo de los primeros días tras el desvanecimiento, y la tercera... ¡20 años después! O sea, deja a todos los personajes en suspenso durante 20 años hasta llevarlos a la época que se vio durante el desvanecimiento, y te resume esos 20 años en apenas unas líneas. Como si se hubieran echado a dormir y se acabaran de despertar, en plan Bella Durmiente. No hay un cambio de ritmo en la novela: hay un tropezón. Por supuesto, todo en esta tercera parte es un puro delirio. Lo que ocurre no interesa un carajo, y además el autor se lanza a la especulación futurista barata. De repente aparece un personaje secundario que no ocupó ni tres páginas en la primera parte (o en la segunda, ya no me acuerdo) y toma un papel relevante en el futuro de la humanidad. En fin, para qué seguir. Podéis ahorraros leer este pestiño galardonado con el premio Nebula. (Para que te fíes de los premios. Hace tiempo que descubrí que una novela de CF tiene que pasar al menos el filtro de tres premios para tener unas mínimas garantías, y ni por esas. Y hay muchas buenas que no tienen premio ninguno.)

sábado, 11 de septiembre de 2010

Al final del Arco Iris, de Vernor Vinge

¿Alguna vez os habéis enganchado a un libro de ciencia ficción hasta el punto de no poder dejarlo?  A mí me sucedió hace muchos años con Crónicas Marcianas, por ejemplo, con la Fundación, con los libros de Sherlock Holmes... La sensación de vacío según se acerca el final, intentando alargar lo máximo posible el libro, pero al mismo tiempo deseando terminarlo, la felicidad de descubrir un tipo de libro que no te enseñan en el cole...

Pues éste libro es todo lo contrario. Otro intento de descubrir algo interesante, pero esta vez fallido. Al ser premio Hugo, no podria ser muy malo. Y no lo es: es insufrible.
En un futuro cercano, todos están inmersos, se relacionan y viven en una realidad virtual constante. La realidad es sólo una "capa" a la que se acude en ciertas ocasiones, por curiosidad.
En ese mundo, complejo, el protagonista despierta de una enfermedad, y su proceso de aprendizaje le sirve al lector para aprender el lenguaje, las normas sociales, el estado de la tecnología, etc.
El mundo es bastante original, pero la historia es pobre, aburrida y los personajes simples.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Memoria de mis putas tristes, Gabriel García Márquez

Un viejo de ochenta y nueve años, putero empedernido durante toda su vida, feo, a decir de él, pero con un gran éxito entre las mujeres, según se desprende de la historia, decide darse un homenaje en su nonagésimo cumpleaños acostándose con una virgen. Es el comienzo de una muy peculiar historia de amor entre el vejestorio y una niña adolescente. No es Lolita, por si lo estáis pensando ya, sino una historia mucho más friqui. En realidad, la historia no vale un carajo, pero este libro es un ejemplo de la varita mágica del "dios de la literatura latinoamericana." Si García Márquez decidiera reescribir la guía telefónica, la leeríamos del tirón, arrobados y fascinados para, al llegar al final, agitar la cabeza y descubrir que acabábamos de leernos la puta guía telefónica. No sé a vosotros, pero a mí es lo que me pasa con la literatura de este hombre, excepción hecha (¡y qué excepción!) de Cien años de soledad y de alguna que otra obra (como Crónica de una muerte anunciada o el Relato de un náufrago): escribe como nadie imaginaría que se puede escribir, lees cualquier cosa que salga de su mano porque tiene un sentido del relato como el de los abuelos de antes, los que sabían contar historias, pero las historias en sí, en su mayoría me dejan frío. Me pasó con La hojarasca, con El amor en los tiempos del cólera, con El general en su laberinto... Y me ha pasado con esta.

Así que vosotros veréis: si sois como yo, adictos a GGM, ahí la tenéis (se lee en un plis y la vais a disfrutar); pero si no, ni os molestéis.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Mentiras contagiosas, de Jorge Volpi

Andaba un día en la FNAC con Juanma Parrondo buscando algún libro que comprarme. "¿Has leído En busca de Klingsor?" me preguntó. "No". "Pues es una lectura obligada para un físico". Le eché un vistazo y parecía una novela policiaca. Como me pareció lectura ligera, apropiada para la época en que estás enfrascado haciendo papers, me lo pillé. Así descubrí a Jorge Volpi. No voy a hablar de En busca de Klingsor, así que no contaré que trata de la investigación de un detective americano a quien encomiendan la misión de descubrir a "Klingsor", nombre en clave del físico que estaba a cargo del la versión nazi del proyecto Manhattan. Lo que sí diré de ese libro es que me sorprendió descubrir en él a un autor con una calidad literaria muy por encima de lo que uno espera en una novela de género (aunque ésta trate de la vida de los padres de la física cuántica), impresión que confirmé tras leer El fin de la locura, segunda parte de la trilogía que ha escrito sobre la historia del siglo XX (la tercera está en mi estantería y espero hablar de ella en este blog).

Un día, curioseando por el blog de Volpi me topé con este título y con un extracto titulado DE PARÁSITOS, MUTACIONES Y PLAGAS. Destaco este fragmento del mismo:
La novela es una de las mutaciones de la ficción. En términos evolutivos, es un conjunto de ideas –de memes– que se transmiten de una mente a otra por medio de la lectura. Una novela no es un libro, ni los caracteres escritos sobre el papel, ni tampoco el significado de esos signos: una novela sólo se completa cuando sus ideas infectan a un lector. En otro sentido, las novelas son algoritmos, procesos que llevan ciegamente de un origen a un resultado, máquinas ciegas que, gracias a la lectura, se tornan capaces de hacer cosas por sí mismas. Las novelas se asemejan a los parásitos: igual que estos, se introducen en el mayor número de mentes posible, con el fin de multiplicarse gracias a los pensamientos, las palabras, las opiniones o los escritos de sus víctimas. La relación entre un lector y una novela se parece a la que surge entre dos simbiontes, esos organismos que extraen beneficios al explotarse mutuamente. No sería difícil medir la eficacia evolutiva de una novela: mientras algunas invaden las mentes de incontables lectores, otras se comportan como parásitos inocuos que mueren a las pocas horas de haber infectado a sus anfitriones, como esas novelas que sólo entretienen y se olvidan.
Ya podéis imaginar por qué, acabada la lectura de este capítulo, me lancé a la busca y captura de este libro, que no fue fácil, porque se trata de una colección de ensayos sobre literatura (sobre ficción en general, pero principalmente sobre novelística) y no es este un género que suela encontrarse con frecuencia en las estanterías de best-sellers. El libro me ha gustado mucho, pero no todos los capítulos son como este. Como en toda colección de ensayos, relatos, cuentos, etc., la calidad de los capítulos es desigual. Por ejemplo, la última parte del libro está dedicada a varios novelistas latinoamericanos. Las opiniones de Volpi (como las de cualquiera) son muy personales, como lo es el gusto literario, así que hay en esos capítulos apreciaciones que no comparto y otras que, simplemente, me parecen aburridas. Pero también tienen pasajes interesantes. Por citar alguno, me hizo gracia el dedicado a García Márquez, titulado El profeta de América Latina. O el de Juan Rulfo, escrito a imitación de Pedro Páramo. Y luego hay en el libro auténticas perlas, como un capítulo titulado Conjetura sobre Cide Hamete, que recoge una charla que le pidieron acerca de las andanzas de El Quijote en América Latina. ¡Es ingeniosamente autorreferente!

La verdad es que el libro es muy original. Se nota que Volpi es físico ;-).

viernes, 3 de septiembre de 2010

Lo que esconde tu nombre, de Clara Sánchez

Julián, un viudo octogenario superviviente de Mauthausen que vive con su hija en Buenos Aires, recibe un día una fotografía que le envía desde un pueblo de Alicante su amigo Salva, otro superviviente del campo de concentración, en la que se ve una pareja de ancianos. En la foto Julián reconoce a uno de los más sanguinarios oficiales de las SS del campo y a su mujer, ambos noruegos. Julián lo abandona todo y se pone en camino hacia Alicante, buscando desenmascarar a la pareja de nazis, para descubrir al llegar que su amigo Salva está muerto y que se enfrenta solo a la misión.

Sandra, una chica de veintipocos, embarazada de algunos meses, disfruta de un retiro apacible en el chalet de su hermana en la costa alicantina dedicada a reflexionar sobre su futuro. No sabe si casarse o no con el padre de su hijo, ni tampoco qué hacer con su vida, hasta ahora poco "productiva". Al final del verano, cuando ya no quedan más que los residentes, sufre una mañana un mareo en la playa y recibe la ayuda de una pareja de jubilados noruegos, que la acogen casi como a una nieta y la colman de atenciones en el lujoso chalé en que viven.

Estos son los dos puntos de partida de un thriller narrado alternativamente a dos voces por sus dos protagonistas. Pero la historia es más que eso. Entre Julián y Sandra se establece una peculiar relación personal a través de la cual Julián matizará su odio y Sandra abandonará su ingenua percepción del mundo. El ritmo de la novela es trepidante y la tensión crece porque durante todo el relato se masca la tragedia. Pero junto al suspense, el desarrollo de los dos personajes protagonistas y su relación es probablemente lo más interesante de este libro.

No soy capaz de valorar si la novela es merecedora del premio Nadal con que ha sido galardonada. No tengo muy claro qué representa ese premio y he leído novelas premiadas de muy distinta naturaleza. Pero lo que sí puedo decir es que he disfrutado mucho su lectura. Y visto el panorama narrativo actual, no es poco decir.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Los vagabundos del Dharma, de Jack Kerouac



Jack Kerouac es un pelma. "En el camino" es una lata y este es aún más aburrido. Le di una oportunidad y lo lamento. Me importa un pimiento su rollito místico. Es un pelma al que no le han explicado que usar 3 epítetos por sustantivo es una pesadez y que no todas las pieles son purpúreas. En fin. Si os gusta Kerouac os dejo una reseña que he encontrado en este enlace. Yo desde luego..."never again"

Los Vagabundos del Dharma es la biblia metafísica de los hippies. Es el punto de partida de una nueva forma de vivir, más cercana a la naturaleza, que concibe la vida como un viaje impredecible que enajena la cómoda seguridad burguesa que tan pocas respuestas otorgaba a los jóvenes de la patria del consumo. Kerouac y sus amigos son pre hippies, son quienes produjeron el renacimiento de San Francisco. En este libro se lee como vivían los beatnicks, entre fiestas interminables en las que hacían lecturas de poesía, improvisadas como el jazz, en las que se embriagaban con vino y algo de marihuana, y se desnudaban para bailar en rondas alrededor de fogatas. Pero no todo era fiesta, los pre hippies eran más arriesgados que los hippies. Kerouac, como un monje errante del extremo oriente, casi un mendigo, busca la vida como si fuese un puente, sin construir una casa sobre ella.
Mucho antes que los Beatles visitaran al Maharishi, mucho antes que Osho visitara California, Kerouac, impulsado por su amigo Gary Snyder, descubre el budismo y los pasos que da ascendiendo una montaña son constantes metáforas hacia el encuentro del Dharma, la rueda de la verdad budista que todo hombre puede hacer consciente. Era un camino espiritual desconocido en Occidente, una puerta que abrió a un conocimiento que hoy vemos mercantilizado en los gimnasios de Yoga y las visitas del Dalai Lama.

On Intelligence, de Jeff Hawkins.



Un compañero tenía el libro sobre la mesa, el título era bastante atrayente, arranqué el Goggles y lo pedí directamente a Bookdepository. Jeff Hawkins es inventor de Palm Pilot, y diseñador del Treo, fundador de Palm y Handspring, y presidente del Instituto de Neurociencia de Redwood. El libro da un repaso a la neurociencia, a las teorías de Jeff sobre el proceso cognitivo, el papel del córtex, los procesos de reconocimiento de patrones y su papel en la habilidad para resolver patrones abstractos. Todo ello incluyendo anécdotas, ideas e historias sobre cómo iba aplicando lo que sabía en sus proyectos en Palm. Es un libro poco técnico, fácil de leer. Aparecen los iconos tradicionales, la habitación china, Turing y sus colegas... Es una buena introducción al estudio de la inteligencia humana. El autor consigue transmitir la pasión por estudiar la inteligencia humana, y es bastante interesante leer cómo se le va ocurriendo aplicar lo que iba aprendiendo a los primeros sistemas de reconocimiento de escritura comerciales, al sistema operativo Palmos, etc. A mi no me entusiasmó; si has leído a Penrose (La Nueva Mente del Emperador), el listón está bastante más alto.

lunes, 30 de agosto de 2010

Mañana en la batalla piensa en mí, de Javier Marías

No había leído nunca nada de Javier Marías y "le tenía ganas". Cogí este de la biblioteca y la verdad es que me ha sorprendido gratamente. Las primeras 100 páginas son magistrales, luego se diluye un poco pero acaba bien (como narrador es impresionante y como dialogista un poco flojo, por lo que la parte central que es más "dialigante" pierde un pici). En resumen me ha gustado muchísimo (tanto que he leído ya otros 3 de libros del mismo autor, que aparecerán próximamente en este blog:-D ).

El argumento es sencillo. Un tipo se cita con una mujer a la casi no conoce (casada con el marido de viaje y con un niño de 2 años). Se citan en la casa de ella y cuando se van al dormitorio (tras haberse encargado el niño) ella se muere repentinamente. No destripo nada porque esto lo cuenta en la primera página!!!

domingo, 29 de agosto de 2010

The moment it clicks, de Joe McNally


Joe Mcnally es un fotógrafo conocido en el mundo del a fotografía reciente. Además de fotógrafo, es formador, imparte workshops, crea vídeos formativos, da conferencias, etc. Fotógrafo en nómina de Life, varias portadas de National Geographics... Hemos visto muchas de sus imágenes sin saber que son suyas. Su libro tiene un formato curioso y un interesante punto de vista a la hora de enseñar fotografía. En una página hay una foto y en la de al lado, el autor nos cuenta algo sobre la foto. Cómo se le ocurrió, cómo tuvo que pelearse para conseguir que un magnate posase, o cómo robó aquella foto. En lugar de hablar de la parte técnica, nos cuenta cómo fué el proceso hasta conseguir la foto, si tuvo que sobornar a un chófer, ... Hay bastantes anécdotas, como por ejemplo cuando nos cuenta que tuvo que dar de comer a animales en una granja para que Ken Kessey (One Flew Over the Cuckoo´s Nest) posara. Es bastante recomendable, yo me lo he leído dos veces, una devorando imágenes y otra disfrutando del sarcasmo de los comentarios de muchas de las fotos.

Elantris, de Brandon Sanderson


Tras tirarme un par de horas en la librería La Tarde, hojeando y rebuscando libros de ciencia ficción de segunda mano, y no encontrar nada, decidí volver a la táctica habitual, comprar a boleo y esperar que el resultado fuera interesante. Así me compré Elantris, de Brandon Sanderson. No había leído nada de él, pero no tenía mala pinta, y además, no tenía nada que perder.

Más que ciencia ficción es una historia fantástica situada en un mundo inventado, parecido a los mundos de Darkover. A medida que avanza el libro, se van revelando las reglas que dan coherencia a la aparente magia de Elantris, y se suaviza bastante el misticismo de la primera parte. 

El libro está escrito desde tres puntos de vista, personajes bastante elaborados, y cuyas historias confluyen y encajan al final. Comienza con el paso de uno de los protagonistas a un estado extraño de muerte en vida, y la llegada de su prometida al reino de éste. El desconcierto de la chica, a la que se le cuenta que ha muerto, pasa rápidamente a una trama de espionaje, intrigas palaciegas, guerras entres reinos. El tercer protagonista actúa de embajador y representa a una sociedad orientada y estructurada según la religión. Éste es el que más sorprende, según avanza la historia.

La primera parte me asustó un poco, porque parecía que el desenlace era muy obvio, pero al final se resuelve de manera que termina por enganchar. Es cierto que no podía dejar de pensar que quizás otros autores hubieran sacado más jugo a la historia y al entorno creado. El mundo es muy original, los personajes son bastante buenos, pero el desarrollo de la historia merece algo más de elaboración.

En resumen, un libro curioso para leer en las vacaciones.

sábado, 28 de agosto de 2010

Los Maia, de Eça de Queirós

Hoy le toca el turno a uno de los grandes de la novela decimonónica. También uno de los más desconocidos en España. Porque aquí, por alguna razón que no llego a comprender, apenas se lee a los portugueses (¿podrías citar cinco novelistas portugueses, aunque no los hayas leído?). Es más, esta novela, considerada por algunos como el Quijote de la literatura portuguesa, sólo se ha traducido hace poco. La edición que yo tengo, de Pre-textos, es de 2001, y antes de eso me pasé años buscándola sin éxito. Sólo fui capaz de encontrarla (en dominio público) en portugués (y no me atreví con ella, en parte por cobardía, en parte porque no tenía e-book). Si buscáis un poco, veréis que a Eça de Queirós se le ha empezado a traducir recientemente, comenzando por sus novelas menores, lo que me hace pensar que tiene poco tirón editorial. En fin, dejemos eso.

Los Maia narra la historia de la la decadencia de la burguesía aristocrática de Lisboa a través de una familia en extinción: los Maia. La novela profesa en la corriente realista de su época, si bien se notan aún en ella retazos del romanticismo. Pero no es un realismo al estilo de Galdós, porque en esta novela no hay más que una clase social. El resto apenas si aparece reflejado en ella, y prácticamente siempre en la figura de los criados, de cuya vida apenas se nos cuenta nada. El objetivo de Eça de Queirós es hacer en esta novela una crítica despiadada de la burguesía portuguesa, a la que nos pinta como diletante, estúpida, inútil y, a la postre, responsable de todos los males del país. La religión recibe también su ración de cera, en esta como en otras novelas de Eça (notablemnte en El crimen del padre Amaro). Todo ello lo hace al modo del realismo: retratando de forma prolija y exhaustiva la vida de un puñado de burgueses, que se desarrolla alrededor del protagonista: Carlos da Maia. Asistimos por ello a tediosas cenas y soirées, sesiones de ópera, carreras de caballos, y toda la retahíla de actividades chorras en las que malgasta el tiempo la burguesía. Oímos hablar a unos y a otros de emprender grandes proyectos que nunca llegan a nada, excepción hecha de la seducción de mujeres casadas, una de las aficiones preferidas de esta gente y la más espectacular manifestación de su hipocresía (porque en el momento en que el marido cornudo descubre el pastel, toda la sociedad, que hasta ese momento se divertía con el engaño, se escandaliza de la falta de moral del seductor).

Pero la virtud de esta novela es también su lacra: hace falta moral para leer páginas y páginas de conversación banal, de escenas en que no pasa nada, tan necesarias para el exacto retrato que el autor pretende como aburridas (porque, de hecho, aburrida es la vida que se nos describe). No obstante, Eça de Queirós ha introducido un gran personaje que alivia un tanto la pesadez del relato: Ega, el íntimo amigo de Carlos da Maia. Se trata de un personaje al que le gusta escandalizar y que se opone a todo por sistema. Sostiene opiniones contrarias a todo el mundo, a veces defendiendo posturas insostenibles, pero siempre con una argumentación ingeniosa y brillante. Por eso la sociedad lo tolera, a pesar de que da cera a diestro y siniestro, a salvo bajo su máscara de escandalizador profesional. Lo que no quita que ante la menor muestra de debilidad la sociedad se ensañe con él. Es, como su amigo, un diletante, que habla constantemente de la gran novela que está escribiendo (y que, como es obvio desde el principio, jamás termina). Se manifiesta como un convencido seguidor del realismo frente al imperante gusto por la lírica romántica, cuando en realidad es uno de los personajes más románticos de la novela.

Hacia la mitad del libro aparecen elementos folletinescos que amenizan el relato y que llevan la historia a su final a través de una trama que va dando inesperados giros aquí y allá (aviso importante: no leáis nada sobre esta novela, ni el prólogo ni siquiera la contraportada; por alguna razón a todo el mundo le parece natural desvelar el desenlace de esta historia). Llamo la antención sobre el final final; la última página, quiero decir. En ella propone Eça una graciosa antítesis entre las reflexiones de sus personajes y sus acciones que da a la novela un brillante remate.

En definitiva: una gran novela que hay que leer, pero recomiendo a quien se atreva con ella que se reserve un par de semanas sin otra preocupación y que se enfrasque en su lectura. Y si alguien se ve capaz, tengo el pdf de la versión portuguesa.

viernes, 27 de agosto de 2010

El silencio del bosque, de Tana French


Había visto en la librería este libro hace tiempo entre los bestsellers recientes, pero me resistía a comprarlo hasta que no saliera la edición de bolsillo porque no había leído antes nada de la autora (normal, porque es su primera novela). Finalmente este verano me he hecho con él por otros procedimientos y ha resultado ser una buena novela policiaca para las vacaciones, ya que a mi me gusta mucho este tipo de lectura y el libro trabaja bastante los personajes y también la trama está cuidada.

La historia se desarrolla en una pequeña población de Irlanda y va siendo narrada por uno de los detectives (Ryan), que junto con su compañera, Cassie, investigan la muerte de una niña en un yacimiento arqueológico. Este yacimiento se encuentra en el bosque en el que años atrás desaparecieron otros dos niños, amigos de Ryan, que tenía entonces doce años. La investigación de los dos casos se va entremezclando y mantiene la atención desde el principio hasta el final del libro. Yo me enganche enseguida, y aunque ha habido momentos durante la lectura en los que pensaba que la trama iba a ser más compleja, en especial la implicación del detective Ryan, creo que es una buena novela policiaca.

martes, 24 de agosto de 2010

SuperFreakonomics, de Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner



Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pues bien, aparte de El Padrino y el Imperio Contrataca, ya tenemos una nueva excepción. Superfreakonomics es la continuación de Freakonomics, ya comentado por José aquí en la Cuesta de Moyano. Levitt y Dubner nos vuelven a reunir en un libro la parte más divertida e interesante de la Economía, la que no está enfocada a explicar la inflación y el desempleo y sí a contarnos por qué el precio del sexo oral ha bajado tanto en la segunda mitad de este siglo. ¿Interesado? ¿tú por qué crees?

Igual que en el primer libro, los autores nos muestran su maestría y la de algunos otros economistas y sociólogos a los que toman prestados algunos casos, para contestar con rigor a un montón de preguntas tales como ¿en qué se parece una prostituta al Santa Claus de unos grandes almacenes? ¿podemos salvar el planeta comiendo canguro? ¿es mejor un proxeneta para una prostituta qué un agente inmobiliario para alguien que va a vender su casa? ¿por qué se utiliza tanto la quimioterapia si casi nunca funciona?. No existe ningún hilo conductor en el libro más allá de la sucesión de pensamientos que caso tras caso van surgiendo en la mente de quién lo lee: qué pregunta tan interesante, qué ingeniosa forma de utilizar datos empíricos para contestarla y ¡pero por qué no se me habrá ocurrido a mí!. 

Como todos, el libro también tiene sus peros. En mi caso me ha resultado tremendamente frustrante el análisis que hacen de la mejor forma para atrapar a un terrorista. Como contrapeso en la parte final se habla de geoingeniería, disciplina de la que nunca había oído hablar pero que promete bastante. No cuento más que no quiero desvelar sorpresas, sólo decir que es un libro casi casi tan recomendable como el primero, quizá con menos respuestas pero con buenas preguntas, que muchas veces es mejor. ¡Y muchas gracias José por la iniciativa del blog!

domingo, 22 de agosto de 2010

Huye rápido, vete lejos, de Fred Vargas


(¡Qué verano de lecturas llevo!). Una policiaca. Ya he contado que no soy aficionado al género, pero cuando eché en la maleta el libro que estaba leyendo (muy avanzado) y otro que quería leer (muy corto), me pareció que no me iba a dar para 15 días y pillé uno rápidamente de la estantería;  algo que pareciera una lectura de tumbona. Nada sesudo. Había leído recientemente a alguien (no sé si a Silva o a Volpi) que hablaba bien de Fred Vargas y me dije "¡Venga, va!".

Para los que penséis (como yo pensaba) que Fred Vargas es un autor chicano nacido en el Bronx o en algún barrio marginal de Los Ángeles os sacaré del error: se trata de una escritora francesa, parisina por más señas. Cuando lo descubrí me dije: "escritora de novela negra francesa; ¡Dios mío, qué he hecho!". Y sí, el libro es raro, porque todo lo que hacen los franceses es raro. Pero es raro en el mismo sentido en que lo es Delicatessen, un peliculón. Cuando llevas dos o tres capítulos de la novela te da la impresión de que los personajes encajarían muy bien en la aldea de Asterix. El detective es un friqui. Y la historia un tanto rocambolesca. Pero como en Delicatessen, eso es una buena parte del encanto. La novela se lee sola (así que después de todo me quedé corto y debí haber echado otro libro más a la maleta), la historia es buena y a los personajes les coges cierto cariño. Como a los de Asterix. Así que me he quedado con ganas de leer más historias del detective Jean-Baptiste Adamsberg (¡manda güevos!).

sábado, 21 de agosto de 2010

The road, de Cormac McCarthy

Mirando en las estanterías de una libería en Santa Fe descubrí que "No country for old men" fue novela antes que película y que "The road" es otra novela de Cormac McCarthy y que ahora también es película. Qué lío. El caso es que la peli de los Cohen invita a descubrir al autor. The road es una novelilla de pocas páginas (unas 200) que se lee en un par de tardes. Es mejor de lo que parece, sobre todo si tienes tiempo de pensar cuando cierras el libro antes de la siesta. Cuenta la historia de un padre y un hijo en un mundo post-apocalíptico. No cuento nada porque es mejor descubrirlo. De hecho el libro cuenta muy poco pero insinúa muchas cosas por detrás. Es más truculento de lo que parece...

On Writting, de Stephen King

Siempre he sido un devorador: de comida, de música y de literatura. Lo primero me viene de familia, lo segundo de una dura infancia de viajes con una "caravana" a cuestas escuchando a Julio Iglesias en el coche y, lo tercero, porque mis primeros libros fueron los de la colección de libros de "los cinco" de Enyd Blyton. Desde entonces cuando descubro algo, no descanso hasta que otro "algo" lo sustituye. Así pasó con Dire Straits (que sustituyó a Julio...), Benedetti o John Dos Pasos.

Hace unos 25 años me dio por Stephen King. Creo que leí 7 u 8 libros en un verano. Con el tiempo el recuerdo era cada vez más penoso y nunca he vuelto a leer nada de él... hasta este verano. En realidad no se trata de una novela sino de una reflexión autobiográfica que justifica el por qué es escritor y cómo escribir como dios manda (o sea como él, claro). El libro parece una versión "grunge" del "Elements of style" de Strunk, pero la verdad es que es realmente entretenido. Cortito; se lee en un pis pas. Ahora creo entender por qué era capaz de devorar los libros de Stephen King en un tiempo tan corto (teniendo en cuenta que se trata de auténticas "biblias" de infinitas páginas). Es un gran narrador y el libro es estupendo para el veranito. Lo leí en papel pero tengo el EPUB...

jueves, 19 de agosto de 2010

Freakonomics, de Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner

En 1995 las previsiones sobre el aumento de la criminalidad en Estados Unidos eran escalofriantes. Los "expertos" hablaban de que en pocos años se convertiría en el problema más grave que iba a enfrentar el país. Clinton, en un discurso, afirmó que, de no controlar el problema, en seis años la supervivencia en las calles iba a ser la mayor precupación de un estadounidense. Y todo ello a causa de la proliferación del denominado por los medios "superdepredador", un adolescente formado en las bandas de distribución de crack, armado hasta los dientes y carente de ningún tipo de escrúpulos. Y de buenas a primeras, pese a todas las predicciones catastrofistas, el crimen empezó a remitir drásticamente y en pocos años se volvió a los niveles de violencia de varias décadas atrás. ¿Qué había ocurrido? ¿Fue el incremento de efectivos policiales y sus tecnologías mejoradas? ¿Fue una consecuencia del crecimiento económico? ¿Tal vez las medidas restrictivas en el control de armas? ¿O cambios en el mercado del crack? La sorprendente respuesta del economista Levitt, uno de los autores de este libro (el otro es un periodista del New York Times), es que la verdadera causa de la súbita caída de la violencia fue la legalización del aborto en Estados Unidos a raíz de una sentencia favorable del tribunal supremo en 1973.

Todo el libro es así. En diversos capítulos se nos cuenta cómo detectar el fraude de algunos profesores del sistema público de educación, combates amañados en los campeonatos de sumo, se nos explica por qué los traficantes de droga siguen viviendo con sus madres (en un capítulo cuyo contenido puede verse con todo lujo de detalles en la primera temporada de la serie The Wire ---¡muy, muy recomendable!), o cuáles de las cosas que los padres nos vemos impelidos a hacer por la educación de nuestros hijos son completamente irrelevantes. No hay un "tema" desarrollado en este libro, más allá de cómo encontrar patrones estadísticos que nos digan algo sobre los comportamientos y fenómenos sociales que nos rodean, y tal vez cómo influyen los incentivos en el comportamiento de las personas.

El libro me lo recomendó un amigo diciéndome que era muy divertido. Desde aquí lo puedo confirmar. Se lee, además, de un tirón (entre otras cosas, porque es bastante corto). Así que, pese a lo que pudiera parecer, se trata de una amena lectura de verano, que además, como habréis podido inferir, puede dar tema para varias tertulias gintónicas.

martes, 17 de agosto de 2010

Cronopaisaje, de Gregory Benford

El continuo vertido de pesticidas a los mares ha producido una alteración del ecosistema marino y el plancton está desapareciendo. Como consecuencia los recursos del planeta se están agotando, la gente pasa hambre y la civilización se encamina a su fin. En 1998 un científico inglés propone al comité mundial encargado de tomar las decisiones acerca de la distribución de los escasos fondos de investigación un experimento desesperado: su idea es enviar un mensaje a 1962 utilizando los recién descubiertos taquiones, partículas que se mueven más rápido que la luz y pueden, por tanto, viajar al pasado, avisando del problema con el fin de evitar que se produzca. El lugar y la fecha están condicionados por el hecho de que los taquiones interaccionan con los núcleos atómicos, y sólo pueden detectarse en experimentos de resonancia magnética nuclear.

Se trata de un genuino argumento de novela de ciencia ficción, pero aviso a los amantes del género que esta no es una novela de ciencia ficción al uso. El argumento es una excusa que permite al autor, físico de formación, profundizar en dos aspectos de la vida de un científico. Por un lado, el físico inglés de 1998, tiene que luchar contra una burocracia miope y corrupta para llevar a cabo los experimentos con taquiones que se necesitan para comprender la física de estas partículas. Ese es su verdadero objetivo; la comunicación con 1962 es el "gancho" que se le ocurre para vender el proyecto y así conseguir la financiación que necesita. Por otro lado, el físico de la universidad de la Joya (en realidad un judío de Nueva York, cuyas relaciones con su familia y su novia californiana añaden una dimensión más a la novela), se enfrenta a la enorme resistencia que tiene que vencer un científico que propone un cambio radical del paradigma imperante. Estos son los dos pilares sobre los que descansa la novela. Las relaciones humanas de estos dos científicos ayudan a desarrollar sus respectivos caracteres y complican aún más la ya difícil situación que enfrentan. La resolución de la novela no la desvelaré aquí, evidentemente, pero no creo que sorprenda a nadie. No es por eso por lo que esta novela está considerada un clásico en la literatura de ciencia ficción.

En definitiva: una novela muy recomendable. Los que sois aficionados al género seguramente la habréis leído hace años. Yo, que no soy un gran aficionado, acabo de hacerlo y me he llevado la agradable sorpresa de encontrame con una novela que trasciende el género, como a mí me gustan. A los que estéis en mi situación, espero que también la disfrutéis.

domingo, 15 de agosto de 2010

La estrategia del agua, de Lorenzo Silva

Me hice fan de las peripecias de este par de picoletos como mucha gente: tras leer El alquimista impaciente, el segundo libro de la saga. A su lectura le siguieron el primero, El lejano país de los estanques, y el tercero, La niebla y la doncella. No soy aficionado a la novela negra, pero los tres libros me encantaron. Y la razón es que lo que básicamente busco en cualquier libro, sea novela negra, de ciencia ficción o literatura seria, son personajes creíbles e interesantes. La trama de la novela (especialmente las de crímenes) me trae un poco sin cuidado en tanto que los personajes molen. Y el (entonces) sargento Bevilacqua y la (entonces) guardia Chamorro molaban, y mucho. Era muy fácil identificarse con ellos, con su forma de ver las cosas y de enfrentarse al mundo. Bevilacqua es un genuino especimen de mi generación, y eso crea una sintonía especial con el personaje que hace que guste a los que, como yo, saben quién es Koji Kabuto.

A raíz de estos libros he leído más cosas de Lorenzo Silva y, sin que me hayan gustado todas por igual, Silva se ha convertido en uno de los autores a los que sigo. Por eso me cuesta hacer una crítica negativa de este libro. Y es que, con franqueza, me ha decepcionado bastante. El problema no es la historia: la trama está bastante currada y consigue mantener el interés. El problema (para mí) es que los personajes han dejado de ser ellos mismos para convertirse en meros instrumentos de esa trama. Es verdad que aparecen detalles de su vida al margen del caso, y de que hay alguna escena en el libro que intenta trabajar la relación entre ellos, pero han dejado de ser los verdaderos protagonistas en favor del caso policiaco en el que trabajan. Hay personajes nuevos, pero tienen muy poca profundidad para que atraigan interés (insisto: el mío). El libro gustará a los lectores asiduos de novela negra (aunque hay que admitir que los picolos van un tanto demasiado sobrados de buena suerte en este caso), pero para mí lo que tenía interés en las tres primeras novelas, ha desaparecido. Ya no son Bevilacqua y Chamorro trabajando en un caso, sino un caso en el que trabajan Bevilacqua y Chamorro.

No se trata de un problema de esta novela solamente: hay un punto de inflexión a partir del libro de relatos sobre estos personajes Nadie vale más que otro, cuatro asuntos de Bevilacqua, que afecta, además de a esta, a la novela que la precedió: La reina sin espejo. Hay un claro desplazamiento del centro de interés de los personajes a la trama. Para ser justos he de decir que seguramente me lea la siguiente novela de Silva de esta saga (que, a juzgar por lo que me dijo una vez que hablé con él, todavía tiene intención de continuar), así que realmente no es tan mala como mi comentario pueda hacer pensar. Es solo que en esta relación (la mía con los personajes) se ha perdido la chispa del principio...

domingo, 1 de agosto de 2010

Fiasco, de Stanisław Lem

Si digo que Stanisław Lem es uno de los autores de ciencia ficción más profundos y originales que han existido nunca seguramente no estaré revelando nada a ningún seguidor del género. Cualquiera que haya leído esa pequeña obra maestra llamada Ciberiada, o Diarios de las estrellas, o Memorias encontradas en una bañera, o Solaris, o la genial Vacío perfecto, convendrá conmigo en que no exagero si digo que Lem es a la ciencia ficción lo que Borges es a la literarura. Y tal vez sea una definición demasiado restrictiva de lo que representa su obra. Lem tiene una amplia producción de relatos cortos y novelas, y cualquiera de las que he mencionado haría una buena entrada en este blog. ¿Por qué de entre todas selecciono aquí precisamente Fiasco? Bueno, por un lado porque es de las últimas novelas de Lem que he leído (no es la última, después leí Edén). Pero la verdadera razón es que esta es la novela de ciencia ficción en la que se describe la versión más creíble que yo he leído jamás del encuentro con una inteligencia alienígena. De lejos. Quiero decir que hasta la última página no serás consciente del abismo que hay entre todo lo que has leído al respecto y la versión de Lem. Y te darás cuenta de que Lem lo clava: no puede ser de otra manera que como lo describe él. Todo lo que hayas leído anteriormente es una caricatura al lado de esto. Por eso me gusta Lem. Por eso me parece un genio. Porque sus relatos alcanzan el nivel de especulación científica en toda ley. "Si alguna vez el hombre se encuentra con otra forma de inteligencia", parece decirnos Lem en esta novela, "lo que cabe esperar es algo como esto".

sábado, 31 de julio de 2010

El mapa del tiempo, de Félix J. Palma


Compré este libro en la última feria del libro, buscando alguna novela sin mayores pretensiones, para pasar el rato, sobre viajes en el tiempo. Me llamó la atención que fuera un autor español (la ciencia ficción es, esencialmente, anglosajona) y que fuera una novela premiada. La contraportada no era muy explícita, más allá de situar la novela en el Londres victoriano.

Si la pongo aquí es porque la novela me sorprendió muy gratamente. Su lectura es amena; su prosa es más elaborada de lo que uno suele encontrar en la literatura de ciencia ficción, y su argumento engancha. Pero lo que más me gustó del planteamiento de la novela es el objetivo que parece que se propuso el autor de escribir un relato sobre viajes en el tiempo que no involucrase ciencia ficción. La novela está formada por tres relatos relacionados entre sí, y he de decir que en los dos primeros, en especial en el segundo, el autor consigue su objetivo con nota. El tercero es algo más tramposo (lo que no implica que no sea interesante). 

No puedo decir más sin revelar demasiado del argumento. Lo que sí puedo añadir es que, al menos para mí, este es un autor que voy a investigar un poco más.