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sábado, 12 de diciembre de 2015

Los relámpagos de agosto, de Jorge Ibargüengoitia

Estoy leyendo a Ibargüengoitia al revés, y he llegado a ésta, su primera novela. Escrita en 1964, se trata de toda una declaración de principios. En aquellos años la narrativa mexicana estaba dominada por la «literatura de la Revolución», una novelística épica desarrollada por autores arropados por el régimen. El movimiento del crack, al que me he referido en este blog en varias ocasiones, fue una reacción en contra de esa forma estancada de la novela mexicana. Pero, como muestra esta novela, el fenómeno ya hastiaba en los 60. Porque (guardando las distancias) Los relámpagos de agosto son a la literatura de la Revolución lo que el Quijote a las novelas de caballería.

domingo, 11 de enero de 2015

El testigo, de Juan Villoro

JOSE: Bueno, ¿qué?
JOSE: ¿Qué, de qué...?
JOSE: Que si te ha gustado...
JOSE: Pues no sé...
JOSE: ¿No sabes si te ha gustado?
JOSE: Es que es complicado. No es una novela fácil.
JOSE: Quieres decir que es un truño.
JOSE: No. A ver si consigo explicarme. La novela es buena. Villoro tiene todos los recursos de un gran escritor, y la novela todos los ingredientes para ser una gran novela. Y muchas de las subhistorias que componen el relato son muy buenas. Enganchan. Pero he de confesar que he terminado la novela por un esfuerzo de voluntad.
JOSE: Pero ¿de qué va?

jueves, 24 de julio de 2014

Noticias del Imperio, de Fernando del Paso

El chauvinismo histórico que padecemos (no sólo en España, sino en todas partes) nos hace tener una visión egocéntrica de la Historia que nos convierte en unos perfectos ignorantes a la que nos alejamos 1000 km de nuestro país. La Historia de España se estudia con exhaustividad —no en vano «España es una gran nación con 3.000 años de historia» (sí, a veces la ignorancia empieza en el km 0)—, pero la del resto del mundo, sólo en la medida en que nos afecta. Por eso sabemos cosas de la historia de Francia, Inglaterra, Italia o Alemania, pero lo ignoramos todo de los Balcanes o del Imperio Otomano (casi cinco siglos de historia despachados bajo el alias de «los turcos»). Y, paradojas del chauvinismo, aunque eso debiera significar que Latinoamérica tendría ser una extensión de nuestros libros de Historia, pues resulta que no, que sabemos mucho de las hazañas de Colón, Cortés o Pizarro, pero a la que los respectivos países se fueron independizando fueron cayendo en el más olímpico olvido («¿Cómo? ¿No queréis tener nada con nosotros? Pues que os den...»).

jueves, 13 de diciembre de 2012

Las muertas, de Jorge Ibargüengoitia

Encontrar a este novelista mexicano (que no vasco) ha sido todo un hallazgo. Ibargüengoitia nació en Guanajuato en 1928 y murió en Mejorada del Campo, en el famoso accidente  aéreo de Avianca en 1983. Por desgracia su obra cayó en el olvido a este lado del Atlántico hasta que, con motivo de su octagésimo cumpleaños, varias editoriales reeditaron algunos de sus libros. Gracias a eso y al incansable esfuerzo difusor de la cultura de incontables internautas anónimos, ha llegado a mis manos la novela que hoy traigo al blog.

sábado, 1 de octubre de 2011

Crack. Instrucciones de uso, por Ricardo Chávez et al.

No, aunque lo parezca por el título, este no es el manual del perfecto yonki. El crack es un movimiento literario que se dio a conocer en 1994 en Ciudad de México y que aglutina a un puñado de novelistas mexicanos nacidos en los sesenta (cinco entonces, siete a fecha de publicación de este libro), entre los que está Jorge Volpi, del que se ha hablado a menudo en este blog. Aglutinan a estos autores dos elementos: la amistad y un impulso renovador de la novela. En el Manifiesto del crack, que aparece en el primer apéndice del libro, cinco de sus autores: Ricardo Chávez Castañeda, Eloy Urroz, Ignacio Padilla, Pedro Ángel Palou y Jorge Volpi, defienden una nueva novelística basada en asumir riesgos estilísticos, en romper con la tradición a la par que honrarla, en escribir novelas profundas, en separarse, en fin, de la corriente actual de la novela de consumo, el best-seller, la novelucha barata pensada, escrita y publicada sin más propósito que hacer dinero. Su idea es que un escritor debe aspirar a escribir novelas del calado de Cien años de soledad, Rayuela, Terra Nostra, Ulyses, En busca del tiempo perdido... incluso si fracasa en el intento. Y para ello hay que crear universos autocontenidos, personajes complejos, un lenguaje innovador. Hay que asumir que el lector es inteligente (al menos que lo son aquéllos a quienes se dirigen) y que apartarse de estos supuestos es insultar su inteligencia. Hasta el nombre del movimiento: crack, trata de aglutinar en un monosílabo (onomatopéyico para mas inri) todos estos principios. Crack es una onomatopeya como boom (la palabra que define al conjunto de autores latinoamericanos que renovaron la literatura en lengua española entre los 50 y los 60), pero a la vez es fonéticamente opuesta a boom y sugiere ruptura.

El libro que traigo aquí es un ensayo atípico que reflexiona sobre muchos de los aspectos del movimiento del crack. Contiene tres partes diferenciadas. La primera es el conjunto de relatos o novela a varias manos titulada Variaciones sobre un tema de Faulkner. El prólogo cuenta cómo se fraguó. Cuando cuatro de estos autores se conocieron siendo estudiantes a finales de los 80 les unían varias cosas, entre ellas su profunda admiración por Rulfo y el haber escrito "cuentos rurales". Cuentos ambientados en algún pueblo perdido de México, cuyos habitantes llevan vidas extremas y extrañas, y que son narrados a la manera tangencial, sugerida, a veces sólo intuida, de los textos de Rulfo. Eran cuentos homenaje. Cuando en alguna tarde etílica los dieron a conocer entre ellos alguien propuso reescribirlos y añadirle más relatos y un hilo conductor, de manera que formasen una única narración, una especie de Pedro Páramo pero escrito a varias manos. El resultado fue Variaciones sobre un tema de Faulkner, un relato que durmió el sueño de los justos en algún cajón perdido para reaparecer años más tarde, coincidiendo con la presentación de En busca de Klingsor, la más famosa novela de Volpi, como un entrañable pero algo embarazoso recuerdo del pasado. Superada la nostalgia uno de ellos (no recuerdo cuál) decidió presentarlo, contra la opinión de los demás, a un concurso de cuentos. Recibió el primer premio.

La segunda parte del libro, la propiamente titulada Instrucciones de uso, contiene ensayos de todos menos uno de los autores de este libro (la contribución de este uno es una bibliografía comentada que aparece también como apéndice). En ellos los autores reflexionan sobre la génesis, historia, validez, contenido, etc., del controvertido movimiento que lanzaron bajo la denominación de crack. Los propios ensayos son muestra de la riqueza estilística del grupo. Hay formatos de todo tipo, desde la propuesta de Volpi, en forma de texto legislativo, hasta la de Vicente Herrasti, titulada "Que del Crack sólo hablen las obras", y que consecuentemente está en blanco.

La tercera parte son los apéndices.

Desde luego no es esta la lectura que me llevaría a una isla desierta, pero (y pese a que termina siendo algo cansina por lo reiterativa) resulta una lectura interesante. Las Variaciones, el texto fundacional paradójicamente inmerso en la misma tradición de la que proponen desligarse, contiene cuentos bastante notables, y la reflexión que proponen los ensayos acerca de la literatura, de las aspiraciones de la novelística y de su propuesta, son un soplo de aire fresco en el panorama novelístico actual. Me gusten o no los resultados, apoyo cualquier iniciativa que se proponga grandes retos. En el fondo es una forma de altruismo porque seguramente autores de la calidad de estos podrían forrarse a base de producir best-sellers.