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martes, 4 de abril de 2017

El sueño de Galileo, de Kim Stanley Robinson

Hace unos meses andaba embarcado en la preparación de una conferencia para niños de 14-17 años (bueno no sé si llamarlos niños, que ya sabemos como se enfadan) sobre las matemáticas como lenguaje para describir el Universo. La idea era comenzar con los griegos hasta llegar a Newton y, obviamente, por el camino nos toparíamos con Galileo Galilei, una figura clave en la historia de la Ciencia.  El considerado para muchos fundador de la ciencia moderna es seguramente más conocido por su condena en 1633 por el Tribunal de la Inquisición en Roma (por defender la Teoría Heliocéntrica de Copérnico) y su famosa frase al final del juicio después de retractarse «eppur si muove» («y sin embargo se mueve») —que casi con seguridad nunca dijo— que por sus contribuciones a la ciencia moderna.

martes, 14 de marzo de 2017

Los humanos, de Matt Haig

Es curioso eso de las coincidencias. Hace un par de semanas por alguna razón difícil de elucidar me vino a la cabeza la famosa hipótesis de Riemann que establece que «la parte real de todo cero no trivial de la función zeta de Riemann es 1/2» (véase la wikipedia, por ejemplo). En realidad de lo que me había dado cuenta es que en todos los libros y charlas divulgativas que había leido o escuchado siempre hablaban de la importancia que tendría su prueba y las consecuencias para nuestra vida cotidiana pero no daban ningún ejemplo concreto. La verdad es que, si soy sincero, he de decir que no se qué consecuencias puede tener a día de hoy, pero como bien dijo el matemático ruso del siglo XIX Lovachevsky «No hay rama de la matemática, por abstracta que sea, que no pueda aplicarse algún día a los fenómenos del mundo real». Y os preguntaréis ¿a qué viene todo esto de las coincidencias? Bueno pues hace unos días estaba corriendo por los arrozales de Coria del Río con dos amigos matemáticos y justo uno de ellos, Enrique, preguntó si sabíamos algo sobre las posibles aplicaciones «al mundo real» del problema de Riemann. Tanto yo como el tercer corredor, Antonio, dijimos que no. Bueno, Antonio dijo más, nos contó que lo que a él le sonaba de haber leído o escuchado es que la relación entre la hipótesis de Riemman con los números primos podía tener consecuencia en los sistemas criptográficos basados en los números primos, pero en concreto nada. Enrique nos comentó entonces que había leído en un blog que en el libro que nos ocupa hablaban de ello y nos preguntó si lo habíamos leído. La respuesta de ambos fue que no. Como me quedé intrigado busqué la novela y me la leí. Hay una reseña de la misma en este link hecha por otro matemático, Manuel de León.

martes, 24 de mayo de 2016

Golem XIV, de Stanisław Lem

No tiene sentido que vuelva a insitir en que Stanisław Lem era un genio, porque ya lo he dicho en varias ocasiones, pero sí puedo añadir que, por lo que voy leyendo, la serie de libros que se ha agrupado bajo el título conjunto de Biblioteca del Siglo XXI recoge, no sé si lo mejor de Lem, pero sí la esencia de su visión del mundo, de su filosofía. Ya conté que Vacío perfecto era para mí un libro «fetiche», uno de esos que se llevan a la isla desierta —que a estas alturas debe de reunir más libros que una biblioteca—, y también comenté lo mucho que me gustó Magnitud imaginaria. Bueno, pues con Golem XIV se ha salido.

lunes, 25 de enero de 2016

Memorias de una mujer del espacio, de Naomi Mitchison

La contraportada de este raro ejemplar editado por la antigua editorial Bruguera prometía «[u]n gran clásico de la ciencia ficción que explora las posibilidades de comunicación erótica entre seres de distinta naturaleza. Escrito en 1962, cuando la autora contaba sesenta y tres años, este libro narra las aventuras de una astronauta que, en su recorrido por distintos planetas, establece contacto —e incluso relaciones sexuales— con seres no humanos.» Admito que el morbo no fue ajeno a mi decisión de leerlo, pero aclaro que no hay nada (o muy poco) en él de lo que la contraportada promete. Por el contrario, me he encontrado con una curiosa novela, una especie de versión femenina de los Diarios de las estrellas de Lem, escrita por una no menos interesante autora.

domingo, 1 de noviembre de 2015

El retroceso, de Javier Beltrán

En el blog Microsiervos aparecen de vez en cuando reseñas de libros, cortos o películas de ciencia ficción. El otro día apareció la reseña de este relato. Su autor, Javier Beltrán, lo es también del blog El manual del viajero del tiempo, de lectura obligada para los fans de los viajes temporales. @Alvy hablaba En Microsiervos muy bien de este relato, autoeditado por su autor y publicado en amazon al módico precio de 0,78 euros (en ePub; en papel son casi 10 napos). En amazon tiene también muy buenas reseñas, así que me dije que el precio, las loas y mi afición al time-travelling justicaban darle una oportunidad. Pues no.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Magnitud imaginaria, de Stanisław Lem

Como prometí en la reseña de Vacío perfecto, aquí está el segundo volumen de la Biblioteca del Siglo XXI, una saga que Lem proyectó y que recoge colecciones de sus prólogos y reseñas de libros imaginarios. Se conoce que al acabar Vacío perfecto Lem quedó tan satisfecho con el invento que decidió seguir explorando sus posibilidades, para gran satisfacción de sus incondicionales —entre los que me cuento. Este volumen recopila  cuatro prólogos a obras inexistentes, y si tuviera que calificar la obra de forma global, diría que no es tan brillante como Vacío perfecto, donde la variedad de temas, la sutileza de las reflexiones y la cantidad de registros distintos es mayor, pero aun así Magnitud imaginaria tiene pasajes realmente memorables.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Evolución, de Stephen Baxter

Inesperadamente, una de las mejores novelas de ciencia ficción que he leído en los últimos tiempos. Digo inesperadamente porque la propuesta no es fácil y parece abocada al fracaso: novelar la evolución de la estirpe humana desde el primer primate de finales del Cretácico (−65 millones de años, contemporáneo del T-Rex) hasta el último descendiente en el futuro profundo (+500 millones de años, un habitante de Nueva Pangea). ¡Con un par y sin despeinarse! Normalmente este tipo de novelas, con una perspectiva histórica, de gran escala temporal, no suelen funcionar. Y la razón es muy simple: no se puede mantener una trama centrada en personajes, a menos que éstos sean inmortales, y aun así, el riesgo de resultar inverosímil es muy alto. Entonces, os preguntaréis, ¿por qué leer ésta? Y sobre todo, ¿por qué ésta es tan buena?

domingo, 12 de julio de 2015

Atrapados en la Prehistoria, de Michael Swanwick

¿Qué tiene que tener una historia de «viajes en el tiempo» para que sea buena? Pues nunca he reflexionado demasiado sobre esto, pero así, a botepronto, diría que una o varias de estas características: (a) que proponga una teoría convincente del viaje en el tiempo; (b) que la narrativa necesite el viaje en el tiempo de manera sustancial, y (c) que haya paradojas (las paradojas molan). ¿Por qué Regreso al futuro ha entrado en el Olimpo de las narrativas de viajes temporales? Porque cumple (b) y (c). Falla estrepitosamente en (a), pero hace sabiamente del defecto virtud convirtiendo la explicación del viaje en el tiempo en la parte más cómica de la película (¡qué gran hallazgo el «condesador de fluzo»!). Si lo pensáis un poco, veréis que otras historias de viajes en el tiempo, como La mujer del viajero del tiempo, Volver a empezar o Cronopaisaje responden bien a este esquema. Claro que (a), (b) y (c) son condiciones necesarias, pero no suficientes, para que el relato sea bueno (ahí está El fin de la eternidad...).

domingo, 31 de mayo de 2015

Eifelheim, de Michael F. Flynn

Eifelheim es el nombre de un pueblo perdido en la Selva Negra alemana donde en el verano de 1348 una nave extraterrestre tiene un aterrizaje forzoso. Este es el resumen de esta curiosa novela de Flynn, un muy reconocido autor de ciencia ficción. Cayó en mis manos por casualidad pues estaba buscando otra que me habían recomendado del mismo autor (que por cierto ya no recuerdo cúal es, seguramente En el país de los ciegos). La historia es peculiar, pues transcurre a la par en un tiempo “actual”, donde una física de altas energías (Sharon) y su pareja, un historiador (Tom) que usa técnicas matemáticas, un cliólogo como lo bautiza el autor que, por cierto, es un reconocido estadístico, viven y trabajan, y la otra en medio de la epidemia de Peste Negra que asoló Europa en el siglo XIV. Tom, usando las técnicas matemáticas ha descubierto que en cierto lugar, perfectamente determinado según la ciencia de la Cliología (nombre derivado de Clio, la musa de la Historia e inventado por Flynn) ha desaparecido un pueblo relativamente importante y se pone a buscar las causas. Lo mejor de la novela es la parte de la historia (que por cierto ocupa más de la mitad de la novela) que transcurre entre agosto de 1348 y julio de 1349 en dicho pueblo, donde efectivamente ha aterrizado una nave extraterrestre.

viernes, 27 de marzo de 2015

Vacío perfecto, de Stanisław Lem

La inmensa mayoría de los libros son malos (muy malos incluso); algunos libros son buenos y leerlos resulta muy placentero; muy de vez en cuando alguno es genial, y cuando topas con uno de ellos se nota porque terminarlos deja un vacío, cuesta empezar otro libro y tu mente vuelve a ellos una y otra vez. Y después están esos libros, aquellos que salvarías de una quema salvaje, que te llevarías a una isla desierta, que cuando los recomiendas te pones incluso plasta, que mitificas de tal manera que, en tu recuerdo, elevas su lectura a la categoría de epifanía. No diré que te cambian la vida, porque queda muy cursi, pero sí que hay un antes y un después de leerlos. Vacío perfecto, para mí, es uno de esos libros. Lo leí hace mucho tiempo, pero lo he releído (¡lo cual conlleva el serio riesgo de descubrir que entre el mito y la realidad hay toda una vida!) y lo he disfrutado aún más que la primera vez.

sábado, 28 de febrero de 2015

Volver a empezar, de Ken Grimwood

Los viajes en el tiempo, un clásico de la ciencia ficción, y esta novela un clásico dentro del subgénero, si hemos de creer lo que decía la selección de «las 30 mejores novelas de viajes en el tiempo» donde di con ella. Claro que entre ellas también figuran El fin de la eternidad, que a mí me parece mala, o Flashforward, que es un indiscutible truño; pero también están La mujer del viajero en el tiempo, El libro del día del juicio final o Cronopaisaje, novelas que he leído y me parecen buenas. Así que me dije que había que dar una oportunidad a algunas de ellas, que sonaban especialmente bien, y a esta le tocó ser la primera de la lista.

viernes, 13 de febrero de 2015

Materia extraña, de Juan José Gómez Cárdenas

No sé muy bien como llegó esta novela a mi e-reader, si me la recomendaron, si me llamó la atención y la busqué yo mismo, si me le regalaron... El caso es que estaba en el kindle. Cuando terminé la última (una historia de la mafia recomendada en este blog) decidí pillar algo ligero pues Cosa Nostra es un libro realmente duro y que te deja (al menos a mí) con una sensación de impotencia (especialmente cuando descubres cómo se parece la sociedad en que vives a la que retratan allí). Como me gusta la ciencia ficción (ya sé que lo he dicho mil veces en este blog, pero es lo que hay) y, en general, los libros de ciencia ficción bastante digeribles (¿os he dicho que me gusta la ciencia ficción?) pillé uno al azar de mi colección del kindle y salió este.

miércoles, 21 de enero de 2015

El marciano, de Andy Weir

He aquí una novela de ciencia ficción a la antigua usanza: científicamente rigurosa, clara en las premisas, sin trucos ni artificios —no hay extraterrestres, ni capacidades mentales extraordinarias, ni viajes temporales...— y, sobre todo, plausible. Una historia que no ha ocurrido, que es muy improbable que ocurriera (¿qué son los grandes relatos sino historias muy improbables?), pero que podría ocurrir.

Una expedición a Marte (no la primera) pone seis astronautas sobre el planeta. Está previsto que permanezcan allí veinte días. Durante los cinco primeros todo transcurre como está previsto, pero el sexto un huracán marciano azota el campamento y tienen que abortar la misión. En la apresurada evacuación Mark Watney, el botánico del grupo, sufre un accidente, sus compañeros lo dan por muerto y lo abandonan en Marte. Pero Mark no ha muerto, y cuando se repone se encuentra solo, abandonado en un planeta hostil e incomunicado. No tiene recursos para sobrevivir más allá de un periodo limitado; sus compañeros de misión ignoran que sigue vivo (de todos modos no podrían volver para rescatarlo), y aunque pudiera establecer contacto con Houston, ninguna misión de rescate llegaría a tiempo de salvarlo.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Invernáculo, de Brian W. Aldiss

Este es un libro cuyo argumento prometía. En un futuro muy remoto la Tierra ha sincronizado su rotación con su traslación, con lo que tiene una cara siempre iluminada y otra cara siempre en la oscuridad. Además, el Sol, a punto de convertirse en gigante roja, ha aumentado su radiación hasta niveles letales. Ese mundo extremo está dominado por los únicos seres a quienes el exceso de radiación beneficia: las plantas. La cara luminosa se ha convertido en una densa jungla llena de toda clase de entes vegetales, en cuya umbría habitan los muy disminuidos animales y seres humanos, ahora presas fáciles de sus verdes depredadores. Durante una buena parte del libro Aldiss se dedica a explorar este extraño ecosistema. No diría yo que es un modelo de rigor científico, pero pasando por alto algún exceso el resultado es bastante interesante. Con la tecnología actual, se podría hacer una buena película sobre esta idea.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Memorias de un merodeador estelar, de Carlos Saiz Cidoncha

Allá para primeros de año dio por caer en mis manos la novela de Mendoza El último trayecto de Horacio Dos. Comoquiera que lo ignorara todo de la susodicha dediquéme, como tengo por costumbre hacer ante la tesitura de leer (o no) otras ignotas novelas o escritos de cualquier naturaleza, a navegar por el proceloso ciberoceáno a la búsqueda de alguna referencia o comentario que me animaran a o previnieran de leer esta novelita del maestro. Entre muchas opiniones a favor y en contra (más de las últimas que de las primeras, me temo) topéme con un blogero en cuya crónica la comparaba con otra llamada Memorias de un merodeador estelar, de un tal Carlos Saiz Cidoncha, a quien llamaba «el buen doctor», y aseguraba que la comparación en nada favorecía a la de Mendoza, siendo la de Cidoncha —afirmaba— mucho mejor novela y mucho más divertida. Quedéme pues con la copla, aunque decidíme, pese a todo, a leer el Horacio Dos, pues me dije a mí mismo que qué sabrá un bloguero para poner a Mendoza a la altura de un desconocido, ¡y que era Mendoza, qué carajo! El resto ya lo sabéis por este blog, y me alegra decir que discrepé de tanta opinión adversa.

domingo, 31 de agosto de 2014

Mañana todavía, editado por Ricard Ruiz Garzón

Una «distopía» es como una antiutopía, un hipotético futuro chungo con el que se pretende ilustrar algún aspecto negativo del presente. Viene del griego «dis-» (malo) y «-topos» (lugar), y aunque aún es un barbarismo anglosajón, es una palabra que está a punto de entrar en el DRAE. Cuento esto por si algún lector es como yo, que había oído la palabra pero no sabía exactamente qué significaba (aunque lo intuía).

lunes, 4 de agosto de 2014

El fin de la eternidad, de Isaac Asimov

Como ya habréis adivinado, me gustan las historias de viajes en el tiempo. Un día andaba comentando el tema con un amigo, y me dijo: «Pues si te gusta el asunto, tienes que leerte El fin de la eternidad de Asimov». Y yo soy un mandado, así que aquí tenéis la reseña.

De lo poco que leí de Asimov en mi adolescencia, se implantó en mi cabeza la idea de que el tipo era un genio y que todo lo que fuese a leer de él me encantaría. Hace un año o así releí la trilogía de la Fundación y la disfruté muchísimo, así que empecé El fin de la eternidad con la idea de que sería algo similar.

martes, 1 de julio de 2014

La llegada de los gatos cuánticos, de Frederik Pohl

El libro que traigo esta vez es un clásico de la ciencia ficción escrito por uno de los autores más conocidos. Se trata del mítico autor de Mercaderes del espacio, Frederik Pohl. Esta es su contraportada:
Divertida novela de ciencia ficción sobre los universos paralelos escrita por Frederik Pohl en 1986. En esta novela, difícil de narrar, por su complejidad argumental, un sorprendente avance de la física cuántica ha hecho pedazos las fronteras entre los universos paralelos, convirtiendo la historia en un caos, al entrar en colisión diferentes mundos alternativos. Los protagonistas de esta singular novela tienen sus múltiples “yoes” en los diferentes mundos alternativos: De Sota, Nyla, Larry, etc. El caos se produce cuando las personas de este universo se encuentran con sus otros alternos, que hubieran podido ser si hubieran tomado otras decisiones o hubieran vivido otras experiencias distintas.

domingo, 29 de junio de 2014

Oceánico, de Greg Egan

Greg Egan es un autor de ciencia ficción no demasiado conocido. Yo lo descubrí hace años con su novela Ciudad Permutación, aunque ya no recuerdo por qué razón decidí leerla o quién me la recomendó. Egan es matemático e informático, y un escritor de ciencia ficción «dura», es decir, de aquella que plantea cuestiones científicas de manera solvente —evitando saltos al hiperespacio, teleportaciones y otras «habilidades» similares, frecuentes en la literatura del género. Para mi disgusto, tiene debilidad por la física de altas energías y toda su parafernalia metafísica; pero al mismo tiempo, es capaz de plantear cuestiones filosóficas de calado. Así ocurría en Ciudad Permutación, y fue el aspecto de la novela que más me gustó. Sin embargo, como novela, Ciudad Permutación hacía aguas por diversas razones, entre ellas la falta de una trama sólida y la inconsistencia de sus personajes.

martes, 29 de abril de 2014

El teorema, de Adam Fawer

Contraportada: David Caine es epiléptico, posee una espectacular capacidad para las matemáticas y el cálculo mental y pasa todas las noches jugando al póquer. A causa de sus frecuentes y terribles ataques de epilepsia ha perdido su trabajo de profesor de estadística en la universidad, ha recaído en su adicción al juego y su vida se ha convertido en un infierno. Confía en su don para calcular probabilidades y así ganar mucho dinero, lo que le permitiría empezar de nuevo, pero lo improbable no es imposible y acaba debiéndole una fortuna a un peligroso capo de la mafia rusa.