¿Qué tiene que tener una historia de «viajes en el tiempo» para que sea buena? Pues nunca he reflexionado demasiado sobre esto, pero así, a botepronto, diría que una o varias de estas características: (a) que proponga una teoría convincente del viaje en el tiempo; (b) que la narrativa necesite el viaje en el tiempo de manera sustancial, y (c) que haya paradojas (las paradojas molan). ¿Por qué Regreso al futuro ha entrado en el Olimpo de las narrativas de viajes temporales? Porque cumple (b) y (c). Falla estrepitosamente en (a), pero hace sabiamente del defecto virtud convirtiendo la explicación del viaje en el tiempo en la parte más cómica de la película (¡qué gran hallazgo el «condesador de fluzo»!). Si lo pensáis un poco, veréis que otras historias de viajes en el tiempo, como La mujer del viajero del tiempo, Volver a empezar o Cronopaisaje responden bien a este esquema. Claro que (a), (b) y (c) son condiciones necesarias, pero no suficientes, para que el relato sea bueno (ahí está El fin de la eternidad...).
Esta novela, que aparece en varias listas entre las mejores del tema, falla en prácticamente los tres puntos. La teoría del viaje temporal tiene la misma credibilidad que la de El Ministerio del Tiempo (de hecho, se parece bastante); la narrativa no necesita del viaje temporal más que para trasladar a unos paleontólogos al Cretácico tardío, y las paradojas son de lo más simple (algunas, incluso, bastante mal elaboradas). Así que como novela de viajes en el tiempo es mala.
Sin embargo, tiene algunas cosas rescatables. El aspecto paleontológico está excelentemente documentado. De hecho, el libro avanza algunas especulaciones sobre el comportamiento ecológico de los dinosaurios del Cretácico francamente interesantes, y que se fundamentan en características recientemente descubiertas en mamíferos grandes, como los elefantes, de los que no hace mucho se supo que se comunican a larga distancia mediante infrasonidos. Pero la narrativa temporal da penita. Es una lástima, porque me parece que la misma novela, escrita en una forma de secuela a gran distancia de Parque Jurásico, podría haber funcionado: unos paleontólogos que se trasladan a una isla en la que, tras siglos de convivencia, los dinosaurios han desarrollado un ecosistema estable, y allí estudian el ecosistema y hacen descubrimientos sensacionales, mientras alguno que otro cae en las fauces de alguno de los bichos, en un acto de altruismo extremo hacia el progreso de la ciencia (no muy diferente del de Marie Curie, por cierto).
En resumen: una mala novela con algunos aspectos salvables, pero sumamente decepcionante si buscas historias de viajes en el tiempo.
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