Eifelheim
es el nombre de un pueblo perdido en la Selva Negra alemana donde en
el verano de 1348 una nave extraterrestre tiene un aterrizaje
forzoso. Este es el resumen de esta curiosa novela de Flynn, un muy
reconocido autor de ciencia ficción. Cayó en mis manos por
casualidad pues estaba buscando otra que me habían recomendado del
mismo autor (que por cierto ya no recuerdo cúal es, seguramente En
el país de los ciegos). La historia es peculiar, pues transcurre a
la par en un tiempo “actual”, donde una física de altas
energías (Sharon) y su pareja, un
historiador (Tom) que usa técnicas matemáticas, un
cliólogo como lo bautiza el autor que, por cierto, es un reconocido
estadístico, viven y trabajan, y la otra en medio de la epidemia de
Peste Negra que asoló Europa en el siglo XIV. Tom, usando las
técnicas matemáticas ha descubierto que en cierto lugar,
perfectamente determinado según la ciencia de la Cliología (nombre
derivado de Clio, la musa de la Historia e inventado por Flynn)
ha desaparecido un pueblo relativamente importante y se pone a buscar
las causas. Lo mejor de la novela es la parte de la historia (que por
cierto ocupa más de la mitad de la novela) que
transcurre entre agosto de 1348 y julio de 1349 en dicho pueblo,
donde efectivamente ha aterrizado una nave extraterrestre.
Todo empieza cuando los habitantes de la aldea de Eifelheim son testigos de ciertos fenómenos anómalos que el cura del pueblo, el Pastor Dietrich, un antinguo alumno de Jean Buridan filósofo escolástico francés, no duda en explicar por causas naturales relacionadas con la electricidad (electronikos). Dietrich va a ser sin duda el protagonista de esta historia, pues termina yendo a ver qué pasa y descubre a los “saltamontes” de otro mundo. A partir de ahí empiezan los líos pues, claro, para unos son demomios y a Dietrich le cuesta convecerlos que son simples “hijos de Dios” que vienen de las estrellas. Entre una cosa y otra terminan medio aceptándolos en el pueblo e incluso ayudándoles a reparar su nave (¿cómo?, tendrás que leer el libro si quieres saber la respuesta). Al final los krenken (como empiezan a llamar a los extraterrestres) se integran en el pueblo, de hecho algunos hasta se dejan bautizar y todo. Así va transcurriendo la historia, contando acontecimientos “reales” de aquellos oscuros años, en algunos de los cuales participan nuestros E.T.s particulares. Paralelamente, como ya he dicho, Tom intenta desentrañar por qué desapareció la aldea, y finalmente descubre la verdad (con la inestimable ayuda de Sharon): todo indica que efectivamente hubo un aterrizaje de alguna raza alienígena que convirtió el poblado en una zona maldita. Después de dicho acontecimiento (el aterrizaje) Tom descubre que el pueblo, cuyo nombre original era Oberhochwald, toma el nombre Teufelheim, que significaba «Hogar del Diablo», y de ahí derivó a Eifelheim. Al final de la novela Tom y Sharon we van a Alemania a comprobar in situ la veracidad de sus teorías.
La novela está bien. Es entretenida y bastante bien escrita. Incluso la historia es hasta creíble (o al menos no es increíble). Es ciencia ficción pura y merecedora de la nominación al Premio Hugo de 2007 (que ganó Vernor Vinge con su Al final del arco iris, novela que en breve leeré y reseñaré en “la cuesta”).
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