En el blog Microsiervos aparecen de vez en cuando reseñas de libros, cortos o películas de ciencia ficción. El otro día apareció la reseña de este relato. Su autor, Javier Beltrán, lo es también del blog El manual del viajero del tiempo, de lectura obligada para los fans de los viajes temporales. @Alvy hablaba En Microsiervos muy bien de este relato, autoeditado por su autor y publicado en amazon al módico precio de 0,78 euros (en ePub; en papel son casi 10 napos). En amazon tiene también muy buenas reseñas, así que me dije que el precio, las loas y mi afición al time-travelling justicaban darle una oportunidad. Pues no.
Aunque no voy a dar detalles del argumento, por si alguien quiere leerlo, sí puedo decir que el relato es básicamente una idea no demasiado original (hay precedentes famosos muy claros —algunos reseñados en este blog—), muy mal contada y peor escrita (tiene incluso errores gramaticales de bulto). Dejando de lado esto último (y eso que a mí la sintaxis chunga me pone de los pelos), lo mínimo que se le puede pedir a un relato de viajes en el tiempo es o una idea original respecto al viaje en sí (no la hay), o una buena paradoja temporal (menos) o una buena discusión de la problemática que crea el vaivén temporal. Respecto a esto, no hay en este relato más que obviedades superficialmente contadas. Dice la reseña de Microsiervos: «Es como ver plasmada la imaginación de gentes de todas las edades respecto a qué harían si pudieran viajar no solo por el espacio sino también por el tiempo.» Sí, de todas las edades entre 15 y 18 años. Y continúa: «Podría haberse intentado abarcar lo imposible y alargar la historia llenándola de historia y personajes vacíos. O tecnicismos intentando explicar lo inexplicable…» Dos cosas: uno, la historia ya está llena de personajes vacíos y de historia (valga la redundancia) insustancial, y dos, hacer un buen relato de una idea sin desarrollarla con detalles «superficiales» es algo que hacía bien Borges, así que creo que hay que currárselo bastante más.
Si no fuera porque al amparo del negocio editorial uno puede encontrar soberbias mierdas, esto le haría a uno cuestionarse la autoedición. Está claro que se necesita un filtro, y que unas cuantas reseñas de entusiastas no sirven. Imagino que aquí ha pesado en favor del relato su bajo precio. Por menos de un euro uno se vuelve bastante tolerante. Es como esas películas que uno tolera en la tele pero de las que habría salido indignado tras pagar 10 euros por verlas en el cine.
En definitiva: que no te puedes fiar de lo que recomiendan los blogs (de este tampoco ;-).
Si no fuera porque al amparo del negocio editorial uno puede encontrar soberbias mierdas, esto le haría a uno cuestionarse la autoedición. Está claro que se necesita un filtro, y que unas cuantas reseñas de entusiastas no sirven. Imagino que aquí ha pesado en favor del relato su bajo precio. Por menos de un euro uno se vuelve bastante tolerante. Es como esas películas que uno tolera en la tele pero de las que habría salido indignado tras pagar 10 euros por verlas en el cine.
En definitiva: que no te puedes fiar de lo que recomiendan los blogs (de este tampoco ;-).
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