El continuo vertido de pesticidas a los mares ha producido una alteración del ecosistema marino y el plancton está desapareciendo. Como consecuencia los recursos del planeta se están agotando, la gente pasa hambre y la civilización se encamina a su fin. En 1998 un científico inglés propone al comité mundial encargado de tomar las decisiones acerca de la distribución de los escasos fondos de investigación un experimento desesperado: su idea es enviar un mensaje a 1962 utilizando los recién descubiertos taquiones, partículas que se mueven más rápido que la luz y pueden, por tanto, viajar al pasado, avisando del problema con el fin de evitar que se produzca. El lugar y la fecha están condicionados por el hecho de que los taquiones interaccionan con los núcleos atómicos, y sólo pueden detectarse en experimentos de resonancia magnética nuclear.
Se trata de un genuino argumento de novela de ciencia ficción, pero aviso a los amantes del género que esta no es una novela de ciencia ficción al uso. El argumento es una excusa que permite al autor, físico de formación, profundizar en dos aspectos de la vida de un científico. Por un lado, el físico inglés de 1998, tiene que luchar contra una burocracia miope y corrupta para llevar a cabo los experimentos con taquiones que se necesitan para comprender la física de estas partículas. Ese es su verdadero objetivo; la comunicación con 1962 es el "gancho" que se le ocurre para vender el proyecto y así conseguir la financiación que necesita. Por otro lado, el físico de la universidad de la Joya (en realidad un judío de Nueva York, cuyas relaciones con su familia y su novia californiana añaden una dimensión más a la novela), se enfrenta a la enorme resistencia que tiene que vencer un científico que propone un cambio radical del paradigma imperante. Estos son los dos pilares sobre los que descansa la novela. Las relaciones humanas de estos dos científicos ayudan a desarrollar sus respectivos caracteres y complican aún más la ya difícil situación que enfrentan. La resolución de la novela no la desvelaré aquí, evidentemente, pero no creo que sorprenda a nadie. No es por eso por lo que esta novela está considerada un clásico en la literatura de ciencia ficción.
En definitiva: una novela muy recomendable. Los que sois aficionados al género seguramente la habréis leído hace años. Yo, que no soy un gran aficionado, acabo de hacerlo y me he llevado la agradable sorpresa de encontrame con una novela que trasciende el género, como a mí me gustan. A los que estéis en mi situación, espero que también la disfrutéis.
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