domingo, 8 de marzo de 2015

How to Lie with Statistics, de Darrell Huff

Hace 60 años Darrell Huff decidió escribir este libro para poner de manifiesto todos los trucos sucios con los que gobiernos, empresas, publicistas e incluso periódicos (normalmente a sueldo de los anteriores) manipulan los datos estadísticos para hacerles decir cosas que no dicen. Desde muestras sesgadas a representaciones tramposas de los datos, Huff nos explica en diez capítulos cómo ver esos datos con perspectiva, de qué recelar y qué preguntas debemos hacernos para encontrar las trampas con las que nos los presentan. A cualquiera con cierta familiaridad con la estadística el libro no le descubre nada nuevo, pero la mayoría de la gente no sólo no tiene tal familiaridad, sino que suele experimentar un bloqueo mental cuando de números se trata. El analfabetismo numérico, como nos alertaba John Allen Paulos, es el mal más extendido de nuestra cultura y al que nadie parece saber cómo o estar interesado en poner remedido.

El libro se ha convertido en un clásico que, como leéis en la portada, había vendido más de medio millón de copias en los años 80. Y lo más sorprendente de todo es que sigue tan vigente ahora como el primer día. No hay trampa o truco que aparezca denunciada en el libro del que no se pueda encontrar un ejemplo reciente. Lo cual me hace pensar que, o bien el libro hizo fatal su trabajo, pese a la enorme cantidad de lectores que tuvo, o bien consiguió el efecto opuesto al que pretendía, convirtiéndose en un magnífico manual para el tramposo (la ironía del título puede haber sido obviada en favor de una lectura literal). Se diría que es el libro de cabecera de todos los manipuladores numéricos.

Pero, en fin, sea como fuere, el libro debería ser una lectura obligada, más si se ha vuelto la biblia de los engañadores profesionales. Por otra parte es ameno y está escrito con esa simpática mala leche con la que a uno le gusta descubrir al villano. Pero lamento comunicar a quienes no puedan leer en inglés que, pese a que circula una versión en castellano editada por Crítica, su traducción es tan infame que no sé si será siquiera fiable. Para muestra os dejo la traducción del título del primer capítulo: «The Sample with the Built-in Bias», que aparece traducido como «La muestra que presenta un factor de influencia en sí misma» (lo que quiera que signifique tan críptico enunciado). Sospecho que, una vez más, el anumerismo vuelve a las andadas.

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