He
de reconocer que llevo un tiempo sin publicar ninguna entrada en el
blog. No es que no haya leído nada, es que he ido mal de tiempo.
Hace ya unos años varios de los colaboradores del blog escribieron
una queja por las tremendamente profesionales reseñas de Jose en el
blog y dimitiendo de escribir nada más, a lo que Jose les contestó
que bastaba con una simple reseña, unos comentarios simples que
diesen una idea del libro, casi un «me gustó» o «no me gustó».
Concuerdo con los colegas que a veces las reseñas de Jose son
apabullantes y que te dejan pocas ganas de escribir nada, pues te
«ponen en evidencia», pero la verdad es que al final Jose tiene
razón. Hay libros que he he dudado en leer y que una recomendación
positiva en el blog me ha resuelto el dilema de leerlo y ha sido un
acierto. En pocos casos no me han gustado (bueno, para gusto, como
bien se sabe, los colores) pero para eso están los comentarios del
blog. Lo que a mí me gusta no tiene que gustarle a los demás. Por
ejemplo, a mi me encantó la novela No será la Tierra, de Jorge Volpi (que fue una de las primeras que reseñé en el blog) y a Jose
no le gustó demasiado, y lo mismo me ha pasado a mí, alguna que otra
novela que otros han disfrutado no me ha hecho «tilín». Bueno al
grano, que me voy por los cerros de Úbeda. Creo que vale la pena
reseñar lo que leemos aunque sea una reseña de “aficionado”
pues va y a alguien le llama la atención y lo lee (como le pasó a
Jose con la novela HhhH que reseñé en el blog) y descubre una obra
maestra (para su gusto claro). Siguiendo
esa sugerencia de Jose, en esta entrada comentaré dos libros a la
vez de manera brevísima. En este caso son ensayos de divulgación de
Simon Singh. El primero es Los códigos secretos y el segundo El enigma de Fermat.
La
existencia de ambos libros (y de su autor) me llegó ya hace unos
años (más de cinco seguro) pues un amigo y colega Profesor de la
Universidad de Bayreuth, ciudad a la que solemos ir con cierta
frecuencia, nos los regaló durante una de sus estancias en Sevilla.
Los había leído durante una de sus estancias anuales en Los Alamos
y le habían gustado mucho, especialmente el de Fermat. Este verano
decidí leerlos y empecé por el de los códigos secretos. Sin entrar
en detalles, Los códigos secretos cuenta
la historia de la criptografía. El
libro comienza con la historia de la ejecución de María
Estuardo, reina de Escocia, por parte de su prima la reina Isabel I
de Inglaterra. Debo decir que el principio engancha muy bien y te
permite meterte de lleno en el objetivo: contarte la guerra constante
entre los creadores de cifras o criptógrafos y la ciencia de la
criptografía (palabra que proviene del griego y significa
literalmente «escritura oculta») y los criptoanalistas
(decodificadores de mensajes) a lo largo de la historia. El libro es
muy ameno y te mantiene enganchado. Te da detalles interesantísimos
de las técnicas criptográficas desde los albores de la humanidad,
pasando por la famosa historia de la máquina Enigma inventada por un
alemán y que usó el ejército nazi durante la segunda guerra
mundial, y culminando con la criptografía de clave y la famosa RSA
que usamos hoy día y que se basa en conocer números primos enormes.
El libro es muy recomendable si te interesa saber qué es eso de la
criptografía y el tema de seguridad digital en general.
Pasemos ahora al segundo: El enigma de Fermat. Todo el
mundo (o casi) debería saber de qué va el «Teorema de Fermat». La
historia comienza con el Teorema de Pitágoras para los triángulos
que establece que la suma de los cuadrados de los catetos (lados más
pequeños) es igual al cuadrado de la hipotenusa (lado más largo).
Si llamamos x e y a la longitud de los catetos y z a la de la
hipotenusa tenemos x2+y2=z2. Lo interesante es que hay un
sinnúmero (de hecho infinitos) de números enteros positivos que
cumplen lo anterior. Por ejemplo x=3, y=4 y z=5, o x=5, y=12 y z=13.
Una pregunta que un matemático se haría sin dudarlo es: ¿qué pasa
si en vez de elevar x, y y z al cuadrado lo hacemos al
cubo (x al cubo es x·x·x, que escribimos x3), o a
cualquier potencia entera positiva n? Sí amigo lector, los matemáticos
son gente ociosa que se pregunta cosas tan raras como esas (luego
resulta que sirven para muchas otras cosas pero esa es otra historia
que no voy a contar aquí). Pues bien, no se conocía ni una sola
terna de números x, y, z que cumpliese una ecuación del tipo xn+yn=zn si n=3, 4, 5, …
Y aquí entra en juego el amigo Fermat, uno de los
matemáticos más brillantes del siglo XVII (y eso que era un
aficionado, pues su profesión era jurista y, al parecer, fue realmente
bueno el ella también). En sus ratos libres Fermat leía libros de
matemáticas y resolvía problemas. En
uno de ellos, Arithmetica,
de Diofanto
de Alejandría, Fermat escribió:
Es imposible encontrar la forma de convertir un cubo en la suma de dos cubos, una potencia cuarta en la suma de dos potencias cuartas, o en general cualquier potencia más alta que el cuadrado, en la suma de dos potencias de la misma clase. He descubierto para el hecho una demostración excelente. Pero este margen es demasiado pequeño para que (la demostración) quepa en él.
Y con este
escrito comenzó la leyenda del Último Teorema de Fermat, que trajo
de cabeza a los más grandes matemáticos de todos los tiempos.
Algunos casos especiales fueron probados por Euler (más o menos),
Sophie German, Kummer, Dirichlet, Legendre, por citar algunos. Pero
no es hasta finales del siglo XX que Andrew Wiles presenta una
demostración para el caso general. En
este libro Singh nos cuenta la historia completa de la lucha
de los matemáticos por demostrar el Último
Teorema de Fermat. El libro es una auténtica novela de intriga. El
autor nos va desvelando las cosas poco a poco, retrocediendo en el
tiempo cuando la historia lo precisa. Es una gozada de leer, tanto si
te gustan las mates como si no. Te engancha de una manera tremenda,
no puedes parar de leer queriendo
saber qué pasa a
continuación. Singh ha sido capaz de describir una de las grandes
aventuras del pensamiento humano de forma brillante, y no sólo eso,
lo hace de forma muy amena.
Sin duda un magnífico libro y un autor que hay que seguir.
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