Siempre he pensado que la Psicología es una ciencia extraña. A diferencia de la Economía, hay pocos modelos que traten de explicar los experimentos (el psicoanálisis de Freud no es un modelo, es una broma). También a diferencia de la Economía, los experimentos son relativamente reproducibles.
Mistakes were made trata de racionalizar un volumen de experimentos considerable acumulado desde los años 50. Ese modelo unificador es (usando el nombre acuñado por los pripios autores llamaron en su día) la hipótesis de disonancia cognitiva. En pocas palabras: «la autojustificación consume menos energía que la aceptación de los propios errores». Cuando hablo de «modelo» y de «energía», que nadie se asuste: modelo «a la Darwin» y no hay ecuación de conservación de energía...
La disonancia cognitiva es la razón por la que no soportamos mantener ideas contradictorias en nuestra mente. Por qué dedicamos más tiempo a justificar nuestros errores que a admitir que la verdad contradice todos los pensamientos que nos llevaron a tomar una decisión errónea.
Bajo esta premisa, el libro se desarrolla entre la anécdota y el experimento. Está bien contado, aunque se me ocurre algún ejemplo en el que una hipótesis alternativa explicaría mejor los experimentos. No obstante, les compro la idea general.
La frase que lo resume todo: «Most of us find it difficult if not impossible to say “I was wrong: I made a terrible mistake”».
Ideas para llevarse a casa:
- Creamos auto-justificaciones para no pelear en contra de la disonancia cognitiva.
- El «sesgo de confirmación» sumado a la disonancia congnitiva minan nuestros estándares morales.
- Claudicar a la disonancia cognitiva crea un círculo vicioso que aumenta el impacto del «sesgo de confirmación». Los estudios muestran que la única manera de romper este círculo es admitir el error.
¿A quién le puede gustar?: Si te gustó Thinking, fast and slow, te gustará este libro.
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