Posteguillo termina (en alto) con Trajano y su trilogía en esta novela que narra simultáneamente la campaña contra Partia y la historia (mezclada de leyenda) de la legión perdida de Craso.
Tras la exitosa campaña contra la Dacia, Trajano vuelve la vista a oriente persiguiendo un plan que procede directamente del Divino Julio César y que pretende convertir Roma en el mayor imperio jamás soñado; un imperio que se hable de tú a tú con el de Xeres (que es como los romanos llamaba a China). Y el primer paso de este plan es conquistar Partia. Aparte de la ambición, hay poderosas razones económicas que justifican el proyecto: Partia se interpone en la Ruta de la Seda encareciendo las mercancías procedentes de China. Pero hay un problema: el desastre del intento previo de Craso de conquistar Partia en el 53 a. de C. Aparte de la tremenda derrota que sufrió Roma, se perdió el rastro de una legión entera que fue hecha prisionera por los partos. Y la leyenda de esa legión planea como un fantasma durante toda la campaña de Trajano.