miércoles, 18 de enero de 2012

La termodinámica de la vida, de Dorion Sagan y Eric Schneider

Uf. Me ha costado pero por fin lo he terminado. Tenía muchas ganas de leer este libro (del hijo del gran Carl Sagan, por cierto) y me ha decepcionado bastante.

La idea del libro es la siguiente: la naturaleza aborrece los gradientes.

El libro trata de llevar las ideas de la termodinámica de no equilibrio a todos los ámbitos de la vida.

El libro decepciona por tres aspectos:
1) No tiene ecuaciones. Estoy hasta el moño de libros de divulgación sin ecuaciones porque se supone que eso espanta a los lectores. Pues que les den a los lectores que no entienden las ecuaciones, porque por culpa de eso llegamos al segundo problema
2) Es repetitivo hasta la saciedad. Venga a darle vueltas a la idea, de una manera de otra, pero a fin de cuentas, palabras con poca sustancia
3) No aporta nada. Es decir, si fuese una teoría científica, podría tratar de hacer algo más que vestir de "explicaciones" que encajan en su idea. Claro que la naturaleza aborrece los gradientes y eso crea flujos, ¿y? ¿No sabemos eso de toda la vida (desde Fick u Onsager como poco)?

En fin, una idea atractiva, pero nada nuevo, nada bien escrito, nada estimulante.

Una patata de libro, vamos.

3 comentarios:

  1. Coincido contigo; mucha repetición y poca sustancia.

    Hay una tesis que planea a lo largo de todo el libro: que la vida es la manera que tiene el universo de aumentar rápidamente la entropía.

    Pero nunca llegan a hacerla explícita, porque suena algo mística y tampoco es que tengan muchas pruebas para apoyarla.

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  2. No será que no sois publico objetivo?
    Estará escrito para lectores mas ignorantes, capaces de ver cosas mas interesantes que vosotros que ya estáis de vuelta de todo.
    Hay ideas en este libro, capaces de abrirte brutalmente la cabeza, aunque solo sean especulaciones.
    Fascinante!
    Ha sido un placer

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  3. Claro, nadie es objetivo. Cada lector es un mundo. Por eso la crítica de libros es muy personal y siempre hay que tomarla con un grano de sal.

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