«Esto no es una historia de amor.
»Es mejor que lo sepas desde el principio porque no quiero ser el responsable de tu frustración. Bastantes motivos da la vida para frustrarse, sería absurdo buscarte uno más (particularmente uno tan estúpido). Te lo digo porque, si eres una de esas personas que andan buscando miradas intensas bajo el cielo estrellado, gente prometiéndose fidelidad eterna y ese tipo de cosas, debes saber que te has equivocado por completo. ¿Qué puedo decir? Lo siento.»Con esta autonegación, que amplía el título de la novela, comienza José Antonio Pérez, el autor de Mi mesa cojea, una de las más divertidas comedias románticas que se han escrito/filmado desde Cuando Harry encontró a Sally.
Porque esta novela es una historia de amor, desde luego, con todos los tópicos de los que se burla en el primer capítulo, uno tras otro. Los que sigáis el blog de José Antonio Pérez sabréis probablemente dos cosas: que es guionista de comedias televisivas (y no sólo) y que escribe muy bien y con un fino sentido del humor. Además, del que a mí me gusta: cínico. Supongo que era cuestión de tiempo que se probara con una novela, y, siendo como es, ha ido a elegir el género más arriesgado posible: la comedia romántica. Escribir una buena comedia romántica es como cruzar de una torre gemela a la otra (cuando aún estaban en pie) por un cable de acero. La línea que separa el humor de la moñez es muy delgada, y como te descuides te caes al tarro de miel.
Pues en este caso el resultado es de diez. Es una buena historia, muy divertida (aunque rara vez me rio con un libro, este me ha arrancado más de una carcajada) y muy bien escrita. Incluso, poniéndonos serios, debajo de la frivolidad hay un retrato generacional. (Aunque, bien mirado, los tics de la generación que retrata incluso a mí me resultan familiares). De verdad, si queréis pasar un buen rato, pillaros la novela. Os aseguro que os reiréis.
Y por cierto, merece la pena echarle un ojo al making of de la novela. Por el propio autor.
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