sábado, 19 de noviembre de 2011

Momentos estelares de la humanidad, de Stefan Zweig


Hace unos años me dio por leer algo de historia y cayó en mis manos un libro de Ernest Gombrich, Breve historia del mundo, pensado (y en eso concuerdo completamente) para los niños que leí como una novela de intriga (y en cierto sentido fue mucho mejor que muchas de las que me he leído, antes y después). Tanto me cautivó que me dediqué a buscar más libros del mismo estilo (recientemente encontré uno del español Fernando García de Cortazar, autor de una magnífica Historia de España, pero desgraciadamente, al menos para mi gusto, su Pequeña historia del mundo está a años luz de la de Gombrich) y cayó en mis manos este librito del alemán Zweig. El libro contiene 14 historias que describen 14 “momentos estelares” de la humanidad según Zweig. Son los siguientes:
1. Cicerón. 15 de marzo de 44 antes de Cristo.
2. La conquista de Bizancio. 29 de mayo de 1453.
3. Huida hacia la inmortalidad: El descubrimiento del océano Pacífico. 25 de septiembre de 1513.
4. La resurrección de Georg Friedrich Händel. 21 de agosto de 1741.
5. El genio de una noche: La Marsellesa. 25 de abril de 1792 .
6. El minuto universal de Waterloo: Napoleón. 18 de junio de 1815.
7. La elegía de Marienbad: Goethe entre Karlsbad y Weimar. 5 de septiembre de 1823.
8. El descubrimiento de El Dorado. Enero de 1848
9. Momento heroico: Dostoievski, San Petersburgo, plaza Semenovsk. 22 de diciembre de 1849.
10. La primera palabra a través del océano: Cyrus W. Field. 28 de julio de 1858.
11. La huida hacia dios. Finales de octubre de 1910.
12. La lucha por el polo sur: El capitán Scott, 90 grados de latitud. 19 de enero de 1912.
13. El tren sellado: Lenin. 9 de abril de 1917.
14. Wilson fracasa. 15 de abril de 1919.
Esos momentos, como el define son totalmente subjetivos, y tienen en común que el ir por uno u otro camino era una decisión de un instante (como ese electrón que “elige” la rejilla de la izquierda en vez de la de la derecha, en el último momento…) pero que nos conduce a un hecho histórico sin precedentes. Sus palabras, escritas en el prólogo son: «Tales momentos dramáticamente concentrados, tales momentos preñados de fatalidad, en los que una decisión destinada a persistir a lo largo de los tiempos se comprime en una fecha, en una única hora y a menudo en un sólo minuto, son raros tanto en la vida del individuo como en el curso de la Historia.»

Con esos datos el libro prometía así que me puse manos a la obra. He de decir que el libro me dejó perplejo. Toda mis expectativas fueron rebasadas con creces. Para mí es un clásico, un libro imprescindible que hay que leer y salvar con esos pocos (miles ahora gracias al ebook) libros para llevarnos a la isla del fin del mundo. ¿Por qué? Pues no sólo por la sublime forma de escribir los 14 momentos. Son 14 ensayos independientes, cada uno una auténtica joya de la literatura, el cuento, la novela corta, hasta la poesía (Zeiwg era también poeta). Lo que me superó fueron los hechos que eligió el autor. Me imaginaba grandes batallas (y alguna sí que hay), Cristo, reyes… ¿Y qué me encontré? Pues cosas mucho más IMPORTANTES (y lo pongo con mayúsculas): ciencia, justicia, música, arte, y claro, batallas, como no. Los que siempre tengo en la memoria son los siguientes. El primero, donde cuenta la decisión de Cicerón, el romano, el abogado, el orador (ya hablé de Imperium, el primero libro de la trilogía de Robert Harris sobre el famoso romano), de enfrentarse a César, de impedir la caída de la República... y que le valió su muerte. Vaya historia… no puedo evitar leerla de tiempo en tiempo. Otra historia es la descripción por Zweig de la composición por parte de Händel de “El Mesías”. Cuando acabé me fui literalmente al Corte Inglés (única tienda en Sevilla donde podías comprar CDs de música clásica en aquel momento),  me compré el CD y lo escuché de cabo a rabo. La descripción de la caída de Bizancio (Constantinopla) y sus consecuencias es deliciosa. La importancia de la línea telegráfica que unió Europa y los EEUU… La poca flexibilidad del Mariscal Grouchy que provocó, según nos cuenta (aunque ya nunca lo sabremos), la derrota de Napoleón en Waterloo.

Nada, si después de esto no os vais a la FNAC o a donde sea a comprarlo y leerlo… Que lo disfrutéis.

2 comentarios:

  1. Comencé la lectura de esta obra con grandes expectativas, a la luz de los magníficos comentarios que había leído en varios lugares. Coincido en el interés de los eventos escogidos, en la interesante forma de plasmarlos y en lo humano que resulta analizar las disyuntivas a las que se enfrenta cada protagonista de la historia. Pero todo el libro lleva implícito un punto de vista que no comparto en su totalidad: el carácter irreversible de lo sucedido y la inevitabilidad de las consecuencias aparentemente derivadas. Por poner un ejemplo: Bizancio era un imperio condenado a desaparecer no por la conquista última de Constantinopla, sino por todos los eventos anteriores y por cambios sociales y de orden entre los estados que no son consecuencia de la acción de un solo hombre. De no haber sido Mohamed, otro habría conquistado la ciudad. Asumir que el destino conjunto de Oriente y Occidente ha sido peor por la forma en que acabó el imperio Bizantino es una afirmación sin base. La historia será un jardín de senderos que se bifurcan, pero no tenemos la más mínima idea de qué sucede a lo largo de tantos caminos que no han sido explorados. Por otra parte hay, probablemente, un grado de inevitabilidad en la dinámica histórica mundial, sucesos y situaciones que no tienen un origen sino muchos. Aunque se hubiera evitado un hecho concreto, es probable que el resultado hubiera sido parecido, por la existencia de procesos colectivos del tipo que describe Tolstoi en Guerra y Paz. Recomiendo la lectura del libro de Zweig, pero manteniendo un pensamiento crítico sobre la interpretación de la relevancia de los episodios que describe.

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    1. Acabo de ver tu comentario y concuerdo con el en gran medida. Lo que me resulta curiosa, aparte de la manera genial que tiene de escribir el tio, es la elección de los acontecimientos. En particular, algunos de ciencia y arte y no solo batallas. Concuerdo que hay que leerlo con "pensamiento crítico sobre la interpretación de la relevancia de los episodios que describe" aunque eso es "obvio". Hace poco, por ejemplo, he leido otra interpretación de la caida de Constantinopla que no es 100% igual.


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