Por fin he conseguido leer este volumen de relatos de Félix J. Palma, el cuarto en orden cronológico, y el que precede a su última entrega, El menor espectáculo del mundo, con la que yo descubrí la faceta cuentística de este autor. Se publicó en 2003 y fue premiado en el Certamen Iberoamericano de relatos Cortes de Cádiz de ese año. Pese a ello, está decatalogado y es imposible encontrarlo en ninguna librería —de ahí el «por fin»—, aunque algunos de los relatos contenidos en este libro se pueden encontrar por la web (el caso de Los desprendidos, Morir en tu bañera y otras lamentables casualidades o del que da título al libro), otro par de ellos han aparecido por separado en formato electrónico y otros forman parte de recopilaciones temáticas de relatos de varios autores. Pero el poder de internet es grande y ahora el libro ha salido para siempre del ostracismo al que había quedado condenado.
Como ya he comentado más de una vez, los cuentos de Palma se mueven en la frontera entre la realidad y la ficción: o son historias realistas contadas desde una perspectiva muy inusual, o son historias fantásticas pero por la mínima, es decir el elemento fantástico se usa como distorsionador de la realidad con el fin de crear el conflicto que sostiene el relato. Y otra de las constantes en sus cuentos son las historias de amor. Es raro el cuento que no gira en torno a alguna, por retorcida y peculiar que esta sea.
Imaginación no falta: la tiene a raudales. Tampoco falta el giro inesperado que cierra el relato. Por eso sus cuentos son muy entretenidos de leer. No onstante, hay cierta diferencia entre los primeros que publicó en El vigilante de la salamandra y los de este volumen o los de El menor espectáculo del mundo (mi favorito). Se nota en estos últimos mucha más madurez y, sobre todo, más seguridad que en los primeros. Incluso el lenguaje cambia. Félix J. Palma tiene una marcada tendencia al barroquismo lingüístico, pero últimamente consigue que este, entonces defecto, ahora juege a su favor enfatizando el humor o la situación absurda. Lo que en El vigilante de la salamandra podía resultar empalagoso, en este volumen resulta cómico.
Creo que los relatos de Félix J. Palma están entre lo mejor de su producción literaria. Es el terreno en el que se desenvuelve con mayor soltura. Incluso sus novelas, o bien son un relato inusualmente largo, o bien están construidas como mosaicos de relatos sabiamente engarzados. Su obra maestra, El mapa del tiempo, es paradigmática en este sentido. Así que no puedo más que recomendar este nuevo libro de relatos, ahora que el ciberespacio lo ha rescatado para beneficio de sus lectores...
Como ya he comentado más de una vez, los cuentos de Palma se mueven en la frontera entre la realidad y la ficción: o son historias realistas contadas desde una perspectiva muy inusual, o son historias fantásticas pero por la mínima, es decir el elemento fantástico se usa como distorsionador de la realidad con el fin de crear el conflicto que sostiene el relato. Y otra de las constantes en sus cuentos son las historias de amor. Es raro el cuento que no gira en torno a alguna, por retorcida y peculiar que esta sea.
Imaginación no falta: la tiene a raudales. Tampoco falta el giro inesperado que cierra el relato. Por eso sus cuentos son muy entretenidos de leer. No onstante, hay cierta diferencia entre los primeros que publicó en El vigilante de la salamandra y los de este volumen o los de El menor espectáculo del mundo (mi favorito). Se nota en estos últimos mucha más madurez y, sobre todo, más seguridad que en los primeros. Incluso el lenguaje cambia. Félix J. Palma tiene una marcada tendencia al barroquismo lingüístico, pero últimamente consigue que este, entonces defecto, ahora juege a su favor enfatizando el humor o la situación absurda. Lo que en El vigilante de la salamandra podía resultar empalagoso, en este volumen resulta cómico.
Creo que los relatos de Félix J. Palma están entre lo mejor de su producción literaria. Es el terreno en el que se desenvuelve con mayor soltura. Incluso sus novelas, o bien son un relato inusualmente largo, o bien están construidas como mosaicos de relatos sabiamente engarzados. Su obra maestra, El mapa del tiempo, es paradigmática en este sentido. Así que no puedo más que recomendar este nuevo libro de relatos, ahora que el ciberespacio lo ha rescatado para beneficio de sus lectores...
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