En YouTube hay un canal de divulgación bastante chulo, Numberphile, donde salen matemáticos contando temas por lo general curiosos y de manera un poco informal. En uno de los videos aparecía un tal Alex Bellos, que resulta que no es matemático practicante (o sea, estudió la carrera pero trabaja de periodista) y que ahora se gana mejor la vida escribiendo libros de divulgación de matemáticas. Como el tipo me pareció curioso, decidí leerme su primer libro, Alex en el país de los números.
Bellos cuenta en la introducción cómo, durante su primer trabajo de periodista en Brighton, Inglaterra (después de haber estudiado Matemáticas), se dio cuenta de que a la gente no se le da nada bien esto de los números. Resulta que la autopista de Londres a Brighton estaba siempre en obras, llena de conos naranjas, y que los políticos no hacían nada al respecto. Los editores del periódico donde trabajaba Bellos decidieron “retar” a sus lectores a adivinar el número de conos que había en la autopista. La idea era meterse con el político de turno haciendo un poco de gracia. Para su decepción, a las horas de proponer el reto, un lector llamó a la redacción con el número correcto de conos. Vaya chasco. Pero es que, como cuenta Bellos en el libro, calcular el número de conos es bastante sencillo: si asumimos que están distribuidos de forma más o menos equidistante, el número de conos viene dado por el ratio “longitud de la carretera/distancia entre los conos”, y ambas variables son fáciles de obtener. Es solo porque la gente no piensa matemáticamente que los jefes de Bellos pensaron que el reto no era una completa estupidez. Así que Bellos decidió arreglar esto y ponerse a acercar las matemáticas al público general.
Como el público objetivo es uno con nula cultura matemática, el libro es sencillo de leer y lleno de chascarrillos. Los capítulos son diversos y autocontenidos, lo cual facilita la lectura del libro a largo plazo. En cuanto al contenido, pasamos por muchos temas: cómo a los humanos no nos resulta tan fácil pensar en números (en realidad lo que se nos da bien son las proporciones, comparar unas cosas con otras), la historia del sistema decimal y los frikis que quieren revivir el sistema duodecimal (o docenal, como lo llaman ellos), gente que hace matemáticas con papiroflexia, cómo se calculan los decimales de pi, matemáticas recreativas, la proporción áurea (no podía faltar, claro), las loterías y los juegos de azar, cómo no hay uno sino varios infinitos, etc.
Supongo que el libro es bastante estándar dentro de su categoría (libros de divulgación de matemáticas). El estilo es ameno y ligero, y cae dentro de la norma de libros de divulgación científica en general. Aunque muchas de las anécdotas y curiosidades ya las conocía, creo que es un buen libro, y en general lo recomiendo a todos aquellos que (como yo) no hayan leído mucha divulgación matemática y no quieran caer en trampas como la de los conos.
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