La naturaleza es buena. La naturaleza es sabia. Lo natural es saludable. Los animales son sinceros. Los ecosistemas son sostenibles y equilibrados (eso sí, en su estado natural, que excluye al hombre). La naturaleza es nuestra madre.
Todo lo anterior es falso, así como otras tantas afirmaciones de ese pelo que están íntimamente grabadas y asumidas sin crítica en nuestra antropocéntrica visión de la naturaleza. En este ameno ensayo, Arcadi Navarro intenta hacernos ver cuán erróneo es atribuir una bondad intrínseca a lo "natural". Para los que conozcáis cómo funciona la evolución no habrá excesivas sorpresas. Pero para los que interpretan el mundo a través del prisma del comportamiento humano y tomando como referencia cualquiera de sus marcos éticos, políticos o religiosos, los ejemplos y las reflexiones de Navarro pueden ser reveladores. Hay un único principio responsable de cómo la naturaleza se organiza, de la diversidad de especies y estrategias de supervivencia, de las relaciones entre individuos (sean virus, perros o cactus): reproducirse más eficientemente que los competidores. Y un único mecanismo: la selección natural. Si esto se comprende, de pronto todo lo que observamos se explica sin necesidad de ideologías ni éticas. El juicio no cabe en la comprensión de lo natural. Así lo expone el autor hacia el final del primer capítulo: "El análisis objetivo del mundo vivo que nos rodea muestra que la naturaleza no es siempre armonía, amor o bondad, de la misma manera que no es siempre conflicto, crueldad y competición. La naturaleza no funciona así, y es precisamente el estudio de las fuerzas evolutivas y, concretamente, de la selección natural lo que nos permite comprender mejor este hecho. No hay nada en la naturaleza que nos permita extraer lecciones morales o éticas." El libro está estructurado en trece capítulos que abordan otras tantas concepciones erróneas y muy extendidas sobre cómo es la naturaleza: pacífica, solidaria, sincera, armoniosa, maternal, saludable, respetuosa... A ellas se contraponen ejemplos concretos que demuestran el error. No son raras excepciones, sino el simple resultado de las reglas del juego evolutivo.
Nuestra sociedad no nos educa en la crítica ni en el análisis lógico de los hechos. En lo tocante a evolución, la mayor parte de los ciudadanos son tristemente analfabetos. Este libro corrige la falta de conocimiento en el campo evolutivo, pero también nos entrena para analizar y criticar constructivamente. Nos da elementos de (buen) juicio y nos ayuda a evaluar nuestro significado como especie, nos explica cómo se debe romper con las ideas apriorísticas de la naturaleza y cómo se debe interpretar únicamente tras alcanzar un conocimiento empírico lo más completo posible. No es un texto complicado, técnico o sesudo. Además, está trufado con una fina e inteligente ironía característica de Navarro. Si sois lectores habituales de ensayos evolutivos podría no atraeros, pero estoy segura de que se os ocurren muchas personas a las que esta lectura les vendría peripintada.
Y si en algún momento se os presentara la ocasión de escuchar al autor hablar de estos temas, no la dejéis pasar: Arcadi, además de ser un amigo, un extraordinario conversador y un experto en gin-tonics, es uno de mis ponentes favoritos. Os dejo una muestra.
Habrá que leerlo!
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