Atapuerca es un auténtico filón. De huesos e historia del hombre, por supuesto. De literatura, también. Nos encontramos ante uno de los muchos libros que han salido de la pluma de los directores científicos de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, uno en el que se intenta explicar cuáles fueron las circunstancias en las que se produjo la evolución desde los primeros homínidos africanos hasta lo que somos en la actualidad. El punto fijo de la historia es el trabajo del paleoantropólogo, centrado naturalmente en las actividades desarrolladas por el autor y en sus hallazgos en la Sima de los Huesos.
A pesar de repasar muchos lugares comunes en lo que respecta a la evolución de los homínidos, como el uso de las herramientas, los cambios climáticos y paisajísticos acaecidos, la organización social, la relevancia del fuego o la aparición del pensamiento transcendente, el libro tiene una primera parte, en particular, muy entretenida. Está adornada con interesantes anécdotas y la narración es de buen nivel, mantiene la atención e informa, no limitándose solo a aspectos cuantitativos (como el llevado y traído aumento de la capacidad cerebral, por ejemplo). Me gustó especialmente la forma en que se recrea en la descripción del ambiente natural y sus efectos en los cambios morfológicos en el grupo de los homínidos: por primera vez tengo la impresión de que voy a recordarlo. El texto no alcanza el nivel épico de obras como Nuestros orígenes (de Richard Leakey y Roger Lewin, que os recomiendo), pero destaca notoriamente sobre trabajos en principio análogos, como La evolución del talento, que en su día comenté aquí.
Quizá la parte menos lograda de esta obra es, paradójicamente, la dedicada a los neandertales. El título y el subtítulo insinúan un descubrimiento que la lectura del libro no completa. La información que maneja el autor resulta excesivamente indirecta y fragmentaria como para armar una historia consistente sobre los neandertales, sobre la relación que mantuvo con Homo sapiens y, especialmente, sobre las causas de su desaparición. Creo que ello se explica en parte porque este libro fue escrito en 1999 y no parece que haya sido actualizado, ello a pesar de que los avances en nuestro conocimiento de estos parientes cercanos han sido mayúsculos en la última década, incluyendo la secuenciación de buena parte de su genoma.
El collar del neandertal fue sin duda un libro interesante y actual en su momento. Habrá que darle otra oportunidad a Arsuaga leyendo alguna de sus obras más recientes.
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